Por Patricia Sotelo
Twitter: @paty_sotelo
Matar, robar o desaparecer a mujeres en la delegación Benito Juárez se ha convertido en un asunto que alarma. La zona considerada con el mejor índice de desarrollo humano y de bienestar social no sólo de la Ciudad de México sino de todo el país, ya forma parte de las notas rojas cotidianas de los diarios.
Hace apenas unos días ocurrieron dos hechos que evidencian el grado de violencia: la ejecución de un cantante llamado Fabio Melanitto, en las calles de Concepción Beistegui y La Quemada, asesinado a tiros por un sicario; y el robo en una cafetería Starbucks en Eje 5 y Avenida Revolución, a donde los delincuentes llegaron con una metralleta para despojar de celulares y computadoras portátiles a los clientes.
A fin del mes de julio sucedió otro terrible suceso: Gabriela Ramírez, de 25 años de edad, salió al Parque Pascual Ortiz Rubio a pasear a su perro, que se ubica entre las calles de Gabriel Mancera, Amores y Félix Cuevas. Unos sujetos se la llevaron y su cuerpo apareció dos días después en la delegación Álvaro Obregón, maniatado y con signos de tortura.
Y recordemos otros dos casos que resonaron por su impacto: el asesinato, también a tiros, de un señor y su nieta de tres años de edad dentro de su auto, en la calle de Juan Sánchez Azcona, ocurrido en junio; y, un mes antes, el crimen cometido también por un sicario en el restaurante La Cervecería del Barrio, ubicado en Avenida Universidad y Pilares, a donde un sujeto llegó y disparó a una pareja. Y faltaría hablar de los contantes asaltos a comensales en restaurantes de la zona.
¿Qué está pasando en colonias emblemáticas de la delegación Benito Juárez, como son la Del Valle y Narvarte? ¿La inseguridad las alcanzó al grado de rebasar a las autoridades del gobierno central y delegacional?
De acuerdo con el Reporte de Incidencia Delictiva en la capital, correspondiente al segundo trimestre de 2018, elaborado por el Observatorio de la Ciudad de México con base en datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de las 16 delegaciones que integran la CDMX, la Benito Juárez ocupa el lugar número uno en robo a casa habitación y robo de negocio; el tercero en robo con violencia y extorsión; el cuarto en robo a transeúnte y el quinto en homicidio culposo.
Pero el número de delitos viene registrando un alza alarmante. En el informe anual del mismo Observatorio de la CDMX presentado en marzo de este año, se reportó que en dicha demarcación, el robo con violencia se incrementó en casi 443 por ciento en el año 2017 con respecto al 2016; el robo a negocio, subió un 466 por ciento; el robo a transeúnte, en 450 por ciento y el robo a casa habitación, un 180 por ciento. El homicidio culposo creció en casi 13 por ciento, y la extorsión, en cerca del 10 por ciento.
Las cifras hablan por sí solas. ¿Ya no están seguros los habitantes de la delegación que gobierna el Partido Acción Nacional desde el año 2000 y que es la única que retuvo en las pasadas elecciones? ¿Cuál es el plan de seguridad del virtual alcalde Santiago Taboada? ¿Qué acciones va a implementar la próxima Jefa de Gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum y el futuro presidente Andrés Manuel López Obrador, si aplica el mando único de la policía, para evitar que se desborde la violencia?
Sería terrible que esa demarcación (que además de la Del Valle y Narvarte, se encuentran colonias como la Nápoles, San José Insurgentes, Portales y San Pedro de los Pinos) considerada por las Naciones Unidas en su Índice de Desarrollo Humano Municipal, en el primer lugar en México por su ingreso per cápita y en desarrollo humano, se dejara en manos de la delincuencia por motivos políticos, o peor, por ineficacia de las autoridades que deben velar por la seguridad de los ciudadanos.
