Una de las incógnitas más importantes a resolver en el proyecto del Tren Maya es el financiamiento de 150 mil millones de pesos, inicialmente. Es conocido que los empresarios del sector turístico, los del Consejo Mexicano de Promoción Turística, que encabeza Pablo Azcárraga, están en desacuerdo en utilizar los 7 mil millones de pesos depositados en el Fondo de Promoción Turística como capital semilla de uno de los proyectos estrellas de Andrés Manuel López Obrador, pues sería restarle impulso a México como el sexto país más visitado del mundo. Sin embargo, desde la CDMX la Asociación Mexicana de Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Amsofom), que encabeza Adolfo González, colabora con el equipo que ejecutará ese proyecto, el que encabeza Rogelio Jiménez Ponds, para fincar las bases de un Fideicomiso de Inversión de Bienes Inmuebles (FIBRA) que capte los bienes que generarán la renta suficiente para pagar a los inversionistas dispuestos a entrarle al negocio.
Aunque faltan todavía detalles más específicos sobre el modelo de FIBRA, se sabe que dentro de ese fideicomiso se depositarían los beneficios que dejará la construcción de las 11 estaciones que tendría en principio, incluyendo servicios y la “huella topográfica” de los predios propiedad federal que se usarán para construir hoteles, restaurantes, servicios.
Lo que sí se sabe que sería la primera Fibra de su tipo en México con un modelo que busca democratizar hacia un universo múltiple y diverso el acceso al capital aportado por inversionistas institucionales de talla internacional. Uno de los ángulos más sugerentes, pero más complejo para garantizar la renta que se pagará a los inversionistas es incorporar a los propietarios de tierras, edificios y espacios abiertos como accionistas del proyecto del Tren Maya. Esto es la médula del asunto. No aduciré aquí al pretencioso y muy fifí argumento de que la “gente de a pie” ignora la “complejidad financiera de tales instrumentos”, sino a la dificultad de convencer tanto a propietarios individuales como colectivos que su patrimonio seguirá siendo suyo, pero que parte del rendimiento será para pagar créditos para el desarrollo. Será como convencer a personas que hipotequen un patrimonio acumulado en toda una vida para financiar un negocio que aún no saben cómo se desenvolverá. Es decir, la animadversión al riesgo será una fuerte barrera que sin un trabajo “a nivel de cancha” permanente y conectado con los liderazgos diversos del sureste, buscará impedir la formación del capital de riesgo para la FIBRA. Claro, si el equipo de vinculación del Tren Maya convence a la mayoría de las comunidades por la ruta racional para que inviertan su único patrimonio a fin de multiplicar la riqueza colectiva, estaremos a la puerta de un evento único en los modelos de financiamiento global “Made in CDMX”.
Radio Centro, Aristegui salvavidas
Si alguien durante el sexenio que termina tomó decisiones audaces en materia de telecomunicaciones, pero tan mal planteadas y en ello perdió cuando menos 485 millones de pesos, fue Francisco Aguirre, presidente de Grupo Radio Centro, la radiodifusora donde a partir de mediados de mes reiniciará sus transmisiones matutinas Carme Aristegui. Hay que recordar que Aguirre ha sido leal al gobierno en turno: durante el mandato de Felipe Calderón fue a fondo en el pleito contra José Gutiérrez Vivó hasta que le ganó una sentencia que llevó a la bancarrota al jefe del añejo programa Monitor… que la jugó a pies juntillas con Andrés Manuel López Obrador en la jornada electoral de 2006. “Panchito”, como le dicen sus conocidos, ganó en 2015 el concurso para concesionar 123 canales de televisión abierta a nivel nacional, pero con una oferta tan alta (3 mil 58 millones de pesos) que no pudo saldarla al Instituto Federal de Telecomunicaciones y debió pagar una sanción de 480 millones de pesos. Fue tal el golpe que, a pesar de dedicar espacios completos para encomiar la labor del presidente Enrique Peña en el sexenio que fenece, tuvo que vender su edificio corporativo en Avenida Constituyentes y Reforma… y aún está por verse cómo financia la puesta en operación de canales de televisión en el Valle de México que obtuvo en licitación hace casi un año con el IFE. Aguirre debe poner en marcha esos canales antes de medio año o le será retirada la concesión y de paso aplicada otra millonaria multa. La apuesta, con su proclividad al gobierno en punto es ahora abrir espacio a Aristegui a fin de ganar audiencia y con ello anunciantes que le capitalicen. Habrá que ver si esta vez la apuesta de Panchito resulta ganadora, pues para el anecdotario, también perdió en el concurso de Imevisión (Canal 13-9 y 7) que hace 25 años realizó Carlos Salinas de Gortari.
Adopte un bache
En esta temporada de tormentas son pocas las obras de bacheo en vías primarias y secundarias. Las primeras, a cargo del gobierno central; las segundas, de las nuevas alcaldías, y el evidente descuido tiene una misma razón: el cambio de gobierno capitalino y su reestructuración. Vaya, los trabajos físicos de mantenimiento en vías primarias, antes ejecutados por la Agencia de Gestión Urbana creada durante el gobierno de Miguel Mancera, se reconcentran en la Secretaría de Obras en el mandato de Sheinbaum. La AGU quedará reducida a tal vez operar los servicios de atención digital a la ciudadanía. Las nuevas alcaldías tendrán a su disposición el presupuesto para el bacheo… y la tentación de “moches” con los contratistas, aunque sea pésima la calidad de su trabajo.
