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GENTE DETRÁS DEL DINERO… CHILANGO / Luna de miel, segunda parte

Romo, el empresario, no la tiene fácil, pues su credibilidad ante los empresarios quedó seriamente dañada desde que una limitada e irregular consulta popular ordenó la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México.

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Mauricio Flores

La semana pasada presenciamos dos eventos en los que el gobierno federal, instalado en el centro histórico de la capital, relanzó un esfuerzo de “conectar” nuevamente con el sector empresarial luego de una serie de fuertes desencuentros desde octubre pasado y que aún continúan por razón del programa de rescate de Petróleos Mexicanos y el encontronazo que el presidente Andrés Manuel López Obrador  lanzó contra los organismos autónomos, empezando con la Comisión Reguladora de Energía a la que hasta hace unos meses contaba con la protección del coordinador de la oficina de la presidencia, Alfonso Romo, que no sería afectada y que así aseguró se mantendría ante empresarios del ramo energético. Hoy Alfonso Romo es el coordinador del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico  (CFIECE), para enmendar los entuertos del pasado reciente y las contradicciones presentes.

Romo, el empresario, no la tiene fácil pues su credibilidad ante los empresarios quedó seriamente dañada desde que una limitada e irregular consulta popular ordenó la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, luego de que en diversas reuniones aseguró que no sería cancelado el proyecto de infraestructura más importante de la historia del país. Los posteriores conflictos minaron aún mas su presencia ante el sector de los negocios: el amago del senador Ricardo Monreal de reducir por sus pistolas las comisiones bancarias, la ocurrencia de sus aliados del Partido del Trabajo para una expropiación encubierta de los fondos para el retiro (AFORES) y la posterior guerra contra el robo del combustible -cuyas partes de combate fueron suprimidos de la narrativa presidencial desde hace tres semanas, por si no se habían dado cuenta- le fueron restando poder ante sus interlocutores y al interior del gabinete presidencial al dueño de Grupo Pulsar (que en 2006 era fiero enemigo del actual presidente) hasta el punto que los rumores palaciegos con aromas juaristas hablaban de un serio distanciamiento de López Obrador.

Dejó de aparecer en medios, sólo se presentaba en espacios relativamente cómodos como CINTERMEX en Monterrey o el WTC-Confianza de Guadalajara así como en convites en corto.

Pero su punto mas bajo fue a mediados de enero pasado cuando en un evento organizado por el muy pomposo Club de Industriales, en los rumbos no menos fifís de Polanco en la Ciudad de México, diversos participantes lanzaron discretos pero notorios abucheos contra Romo en cada asunto en los que intentaba explicar -y también justificar- el agitado y hasta desordenado proceder de la #4T en menos de tres meses de arranque. La situación fue más que incómoda para Romo y no se diga para José Carral, el presidente de un Club que se precia de impedir que los asistentes e invitados entren al edificio de Campos Elíseos si no portan saco y corbata o visten  mezclilla: aunque eran identificables los contados empresarios que hacía evidente su enojo rompiendo todo tipo de etiqueta del Club de Industriales, la silenciosa anuencia de la mayoría de asistentes a la conferencia “Retos y Oportunidades” mostró que el descontento estaba generalizado entre los jefes -y jefes de jefes- del sector empresarial.

Al parecer ese desencuentro invernal permitió al mismo Carral, así como al presidente saliente del Consejo Coordinador Empresarial, iniciar un trabajo de diálogo con los diversos representantes y empresarios… no para abogar por un gobierno con el cual divergen en su visión, sino para puntualizar que a pesar de todas las divergencias con López Obrador está de por medio la fuente de su prosperidad y que esa no podría continuar (no en las mismas magnitudes ni siquiera marchándose al extranjero) en caso de una crisis mayúscula y una radicalización del régimen. Por tanto, lo conveniente y saludable era ampliar el espacio de interlocución con los “moderados” y por tanto con Romo.

El tejido fino de esas relaciones permitió que Romo ganara nuevamente posición luego de una ridícula pero fuerte disputa de poder contra Carlos Urzúa, secretario de hacienda, por las designaciones en la conducción secundaria de Nacional Financiera y del Banco Nacional de Comercio Exterior: aún siendo del “bando moderado”, al perder espacio vital ante los “radicales” del gabinete, pelearon por las pocas posiciones que quedaban a su disposición. Pero Romo recuperó cierto espacio a partir de sus interlocutores, externos del gobierno pero naturales según su vocación.

Y ese “cierto espacio” no es poco, pero está sujeto a una segunda oportunidad, segunda oportunidad que viene cuesta arriba: el encuentro para formar el Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico , viene cuando la calificación crediticia de PEMEX está en juego luego de dos “strikes” del gobierno federal para lograr el refinanciamiento de una deuda de 104 mil millones de dólares y el riesgo que en efecto carambola México pierda el Grado de Inversión; viene cuando es cada vez más evidente que la cancelación del NAIM tendrá consecuencias financieras de largo plazo e impactará en el desarrollo general del país; viene cuando es clara la desaceleración económica mundial; la convocatoria viene cuando se hace evidente que sólo empresas sanas -con un marco general sano- pueden hacer realidad el proyecto de “Jóvenes Construyendo el Futuro” y hacer que México crezca arriba de su mediocre 2% anual de PIB desde hace tres décadas.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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