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Investigación

GENTE DETRÁS DEL DINERO… CHILANGO / NAIM: fueron pretexto

El terreno donde está el actual AICM, con sus dos terminales, es más inestable y se hunde a razón de 50 centímetros por año…

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Por Mauricio Flores

@mfloresarellano

Durante la reunión que el Consejo Mexicano de Negocios tuvo con los candidatos presidenciales se “arregló” uno de los temas álgidos que tensaron la relación entre los empresarios más importantes del país y Andrés Manuel López Obrador: el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, dijo públicamente el tabasqueño consideraba viable y conveniente la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, pero que era necesario que lo financiaran particulares. Esto, en términos muy simples, significa que fueron pretextos electorales todos los argumentos técnicos que dieron los asesores y expertos de Morena para cuestionar la construcción que se ejecuta en Texcoco.

Encabezados por Javier Jiménez Espriú en calidad de secretario de comunicaciones y transportes de un eventual gobierno obradorista, ese grupo de expertos cuestionó en tres vertientes la obra que coordina Federico Patiño: 1) El tipo de suelo y por tanto el hundimiento diferencial; 2) El impacto ambiental de “construir sobre un lago”; 3) Un costo de inversión considerado muy elevado. En consecuencia, la propuesta fue la siguiente: a) Detener las obras del NAIM y realizar auditorías a fin de develar presuntos actos de corrupción; b) Mantener en funcionamiento el actual AICM “Benito Juárez”; c) Habilitar el Aeropuerto Militar de Santa Lucía como aeropuerto internacional.

En cuanto al suelo, se dijo que era “el peor lugar del mundo posible”, que se “hundía y movía”. Es cierto, el polígono del NAIM tiene casi las mismas características geológicas que la Ciudad de México, pues se asentó sobre un lago hace ya 500 años, al punto que el Virrey Rodrigo Pacheco, en 1630, solicitó a la Corona de España mudar la capital a cualquier lugar que no fuera donde está ahora.

Pero el terreno donde está el actual AICM, con sus dos terminales, es más inestable y se hunde a razón de 50 centímetros por año… mientras que en el NAIM el suelo se hunde 20 centímetros anuales conforme a las mediciones de la Comisión Nacional del Agua. Y la técnica con la que se construyen pistas y el edificio terminal, supervisada por el Colegio de Ingenieros Civiles de México y la Facultad de Ingeniería de la UNAM, contempla un hundimiento programado para “exprimir” lo que reste de agua de un vaso de regulación que empezó a dejar de ser lago desde 1938 y que la última vez que lo dejó de ser fue en septiembre de 1900.

Es decir, tampoco hay un daño ambiental irreparable. Quien visitó ese predio antes de las actuales obras pudo observar un suelo altamente salino, con algunos manchones de pasto salino y líneas de arbustos Tamarix (incorporados a mediados del siglo XX para contener las tolvaneras de ese erial) así como montañas, cerca de 9 millones de toneladas, de cascajo, basura, llantas y terregal diverso que los habitantes de la Ciudad de México enviamos durante siglos para sofocar con piedras y basura el sistema de lagos del antiguo valle.

Pero ahora el plan del NAIM contempla multiplicar 5 veces el tamaño de los vasos de regulación que hoy tiene el sistema “Nabor Carrillo”, la limpieza de 9 ríos tributarios que llegan al Dren General del Valle y la reforestación en las zonas serranas cercanas, además de acciones comunitarias para impulsar la agricultura de la localidad como proveedora de restaurantes y hoteles instalados en el nuevo aeropuerto.

ENTRE QUIMERAS Y REALIDAD

Y bueno, hablar de Santa Lucía como aeropuerto internacional nunca dejó de ser una quimera. Su ubicación y orientación hacía imposible su operación simultánea con el AICM (los desfiles aéreos de cada 16 de septiembre son prueba indeleble de ello), multiplicaría hasta 4 veces el tiempo de espera para vuelos de conexión internacional, además de que habría sido necesario invertir hasta 120 mil millones de pesos en un sistema de trenes rápidos entre ambos aeropuertos… sin considerar ampliaciones carreteras.

Así, las objeciones “técnicas” fueron pretexto electoral, nunca críticas solventes, técnicamente hablando.

Lo que restó fue el argumento “anticorrupción”, aunque el NAIM es el proyecto más observado de la historia y con información pública antes inimaginable como las versiones web de los fideicomisos -los fideicomisos son por lo regular impenetrables- con que se obtuvo financiamiento bancario por 3 mil millones de dólares.

Lo que sigue dentro de agenda del hoy candidato presidencial es “concesionar” el proyecto aeroportuario a particulares… lo cual sería uno de los peores negocios del sector público, pues significaría que el Estado dejara de obtener utilidades netas de 54 mil millones de pesos anuales que podría usar para fondear política social, además de perder la capacidad rectora de conducir el desarrollo urbano del Centro-Bajío del país. De esto le platico después.

CRÉDITO RECONSTRUCCIÓN

La Sociedad Hipotecaria Federal, la que dirige Alberto Cano Vélez, ha dado mil créditos en el sureste del país por hasta 2 millones de pesos cada uno para que los damnificados de los terremotos de septiembre pasado compren de vivienda. El esquema muy noble: el acreditado sólo paga los intereses del crédito, pues el principal queda cubierto por un Bono Cupón Cero emitido a sazón de la emergencia. Pero en la capital sólo se han colocado 100 créditos de ese tipo. Ello indica que los damnificados capitalinos esperan recibir una cantidad menor (alrededor de 450 mil pesos) para reconstruir vivienda pero sin costo. En fin.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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