Mauricio Flores
Por si alguien tiene duda de cuál será la política fiscal que se aplicará en materia de gasolinas, diésel y electricidad, el próximo subsecretario de egresos, Gerardo Esquivel Hernández, no dejó lugar a duda alguna: el presupuesto de la federación no tiene espacio como para ampliar el “estímulo fiscal” con que se modera cotidianamente el precio de los combustibles. Son cerca de 1.3 pesos los que en promedio se aplican como “estímulo” por litro de gasolina y diesel vendidos, con lo que el estado deja de recaudar unos 162 millones de pesos diarios. En el Valle de México son unos de 60 millones de pesos que cada día no ingresan a las arcas oficiales por el apoyo que reciben los consumidores.
En el foro Cumbre México 2018 de la calificadora de valores Moody’s Investors, el próximo subsecretario añadió que aumentar ese estímulo significaría reducir los recursos para programas sociales, por lo que resultaría un subsidio que además de distorsionar el sistema de precios generales de la economía también es un subsidio regresivo, pues arroja beneficio a las personas con más recursos para tener uno o varios autos a costa de reducir los recursos públicos para apoyar a la gente más necesitadas. Incluso, que sería aconsejable reducir gastos -incluyendo los sociales- para evitar un mayor déficit presupuestal.
El pronunciamiento de Esquivel Hernández, vale señalar, abonó al sentimiento de tranquilidad en el sector financiero, siempre celoso de los desequilibrios fiscales y que no ven con buenos ojos el abultamiento de la deuda pública.
Se aplaudió esa ortodoxia en el manejo del déficit público y precios de los combustibles que, también hay que decirlo, defendió José Antonio Meade como secretario de Hacienda al momento de justificar el malquerido “gasolinazo” luego de un hueco presupuestal de casi 220 mil millones de pesos generados por la no aplicación de aumentos escalonados de precios en todo 2016.
Empero, pese a la similitud ortodoxa, existen diferencias importantes en cuanto perspectiva de mercados: el equipo hacendario que va de salida apostó a que la apertura energética se podría generar un mercado abierto con precios internacionales, al tiempo que Pemex competiría con otras compañías petroleras. El equipo entrante apuesta al reforzamiento de la capacidad de extracción y procesamiento de petróleo por parte de la empresa productiva del estado: de ahí la reunión que el sábado pasado tuvieron en Villahermosa Andrés Manuel López Obrador y los 80 empresarios más relevantes del ramo para establecer un marco de licitaciones para Asociaciones Público-Privada para acelerar la producción de crudo y la construcción de la nueva refinería.
Por ello, como refirió Esquivel, el esquema de congelamiento real de los combustibles será solo en los tres primeros años del gobierno al reducirse las importaciones de gasolina.
En resumen, el enfoque del próximo gobierno es más productivista en materia energética. El riesgo de ese enfoque que en principio resulta sugerente y esperanzador, está en los costos de equipamiento y financieros: no todos los yacimiento generan barriles de manera costeable en el actual nivel de precios y la tecnología, así como el crédito para adquirirla, se encuentran en una espiral ascendente: el costo del dinero se elevó 7 veces en 8 años y la tecnología perforadora avanzó en un promedio de 10% en dólares en los últimos dos años. Obtener más petróleo para expandir la oferta puede ser un buen negocio para el estado, pero no necesariamente para Pemex si los costos son más elevados que los ingresos.
Pero de mientras, gasolina, diésel, y también la electricidad, seguirán subiendo en términos nominales al mismo ritmo de los precios promedio.
Grillas reconstructivas
A casi un año del terremoto del 19 de septiembre de 2017, las grillas están al orden del día, máxime en vísperas del cambio de gobierno, saliendo la administración que Miguel Mancera encargó a Ramón
Amieva y llegando la de Claudia Sheinbaum, el foco de las mismas está en la aplicación de los recursos aportados por las donaciones privadas y recursos presupuestales. Dado el universo de inmuebles afectados, y ya sea su reparación o demolición está adjunto a edificaciones que resultaron ilesas del #19s, la reconstrucción encomendada a Edgar Tungüí es un trabajo de cirujano… y se presta a ser objeto de venablos. El más reciente, acusando a la comisión de reconstrucción de malgastar el dinero en publicidad impresa colocada en transporte masivo. Pero no hubo tal gasto, pues el uso de los espacios -y arte- son parte de la contraprestación que el gobierno capitalino recibe por las concesiones de rutas de autobuses y espacios publicitarios en el Metro. Así son las grillas.
Corey, de las alturas el rey
Los nuevos rascacielos de usos múltiples -habitacional y comercial- que crecen cual hongos tras la lluvia por toda la ciudad, tienen en su mayoría un común denominador: el acero estructural sobre el que se edifican es marca Corey, la empresa de René Calderón quién a diferencia de sus clientes gigantes que se ven de lejos, el prefiere el bajo perfil… aunque tiene propiedad en edificios tan relevantes como la Torre Mayor, la Torre Bancomer, Chapultepec I, Mityka y uno en el Hudson River de Nueva York.
De Tlalpan para el mundo
La productora de contenidos para redes NewLink, ubicada en San Fernando, Tlalpan, tiene una serie irresistiblemente atractiva. Escuincles con Libros, ya nominada a Mejor Show Web Corto y a Mejor Host en el Bilbao Series Land Festival a efectuarse del 24 al 27 de octubre de este año. No les cuento de lo que trata. Mejor búsquenlo en YouTube como El principito, Escuincles con Libros 06. Se aceptan patrocinadores.
