Nadie podría negar que las encuestas son herramientas útiles para la toma de decisiones comerciales, sociales o políticas, pero cuando se les da un uso sesgado pierden no sólo su efectividad, sino también su credibilidad y se chotean. En los últimos días se han estado publicando análisis de las mediciones rumbo a los próximos comicios en México y todos coinciden en que “ya saben quién” va adelante por seis, ocho, 10 y hasta más puntos en la carrera presidencial.
Y probablemente eso sea cierto, pero faltan cinco meses para las elecciones y ni siquiera han comenzado las campañas en forma, luego de lo cual, cada aspirante se colocará en su nivel real y no como ahora, que es una fotografía del momento, sólo eso. Por eso llama la atención que personajes ligados a Morena, como el investigador y activista John Ackerman, difunda en redes versiones de que si no gana ese partido “habrá chingadazos”.
Al esposo de Irma Sandoval Ballesteros, propuesta del líder moreno para la Función Pública si gana la Presidencia de la República, se le hace fácil llamar a la violencia cuando su jefe presume de nunca haber roto ni un vidrio en sus protestas.
Grave error y eso es lo malo de los conversos, que se sienten más papistas que el Papa; en este caso Ackerman se siente más pejista que El Peje y le puede salir caro a la campaña, pues todos quieren que se acabe la violencia, no que se invite a ella.
Por supuesto que las pasiones se pueden desbordar entre los perdedores, pero una cosa es que el día de la elección se presentaran problemas y otra que desde ahora se esté llamando a violentar los comicios si no ganan.
Porque si desde ahora la élite pejista asegura que ya ganó porque las encuestas así lo dicen —a cinco meses de las elecciones y sin campañas de por medio, excepto la de “ya saben quién”— y que si Morena no triunfa “habrá chingadazos”, pues para qué ir a las urnas.
Debido a su triunfalismo, los morenos no tuvieron empacho en registrar a verdaderos pillos como aspirantes a alcaldes. Ahí está el caso de Pancho Chiguil, quien en su conciencia trae la muerte de una decena de niños aplastados en un antro que él como delegado toleró.
O dejar que Claudia Sheinbaum se lance contra la reconstrucción de la CDMX, cuando ella es señalada como corresponsable de la muerte de varios niños tras el derrumbe del Colegio Enrique Rébsamen, que operaba en Tlalpan a pesar de graves irregularidades. Si según ellos la elección ya está resuelta, pues que ya no se haga nada. Mejor que el dineral de este proceso se utilice para combatir la miseria y el analfabetismo y todos felices.
Los morenos olvidan que ya les pasó dos veces, que quisieron festejar antes de tiempo basándose igual en las encuestas del momento y al final perdieron.
Así que eso de andar diciendo que si no ganan “habrá chingadazos” no le hace nada bien a su candidato, que esta semana atacó al prestigiado articulista Jesús
Silva-Herzog Márquez por haberlo criticado.
CENTAVITOS… Quien reaparece como diputado en la Asamblea Legislativa del DF es Alejandro Rojas Díaz Durán, quien tomará el lugar de Néstor Núñez, aspirante de Morena a la alcaldía de Cuauhtémoc. Lo de Néstor ya se sabía, pero pocos habían reparado en que su suplente era Rojas Díaz Durán, quien llega en buen momento porque si alguien trabajó durante años en una propuesta de Constitución para la CDMX fue él, y como ahora se está implementando su “armonización” en la ALDF… Bueno, a ver si Morena lo deja integrarse a alguna comisión legislativa.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2018/02/07/1218638
