Por Fernando Díaz Naranjo
@fdodiaznaranjo / [email protected]
Un pendiente que invariablemente debe de ser materia de análisis, a raíz del proceso electoral es, sin duda, el papel de las llamadas Agrupaciones Políticas Locales (APL’s) que hoy parecerían ser una figura decorativa en la legislación electoral a pesar de los múltiples fines que la ley les obliga.
De acuerdo con el Código de Instituciones y Procedimientos Electorales, las APL’s son formas de asociación ciudadana que tienen como fines “…el coadyuvar al desarrollo de la vida democrática de los habitantes de la Ciudad de México, mediante el desarrollo de una cultura política sustentada en la tolerancia, respecto a la legalidad y la creación de una opinión pública mejor informada; serán un medio para promover la educación cívica y la participación ciudadana en las políticas públicas del órgano ejecutivo de esta entidad, y como organizaciones de ciudadanos podrán solicitar su registro como partido político local.” (Artículo 244 del Código de Instituciones y Procedimientos Electorales de la Ciudad de México.).
Las APL’s tienen una muy importante labor social con la población de esta Ciudad Capital, sólo que no cuentan ni con la infraestructura ni con los recursos para llevar a cabo las obligaciones que la legislación electoral les mandata.
Las APL’s han venido de más a menos, ya que gozaron de algunas prerrogativas que hoy no tienen en la Ley, lo que es contradictorio a los fines para las que fueron creadas.
En ocasiones, algunas APL’s han sido vistas como contrincantes electorales, en razón de la labor social que realizan.
Es importante que los legisladores del próximo Congreso de la Ciudad de México revisen la legislación electoral y, entre otros aspectos estudien el papel de las APL’s con la intención de fortalecer estas figuras que guardan un fuerte vínculo con la sociedad.
Después de las pasadas elecciones, la población tiene una mala opinión de los partidos políticos, y una APL’s es una asociación que debe hacer una labor social, cultural y de educación cívica, lo que las relaciona con la población, las identifica y, de ser el caso, podrían constituirse como un partido político local. Pero de lograrlo habrán acreditado dicha prerrogativa con trabajo social, con ayuda a la población y con esfuerzo educativo, cosa que han dejado de hacer los partidos políticos que ostentan registro.
Me parece que bien podría explorarse la ruta de que para lograr el registro como partido político la única vía fuera la de constituirse primero como una APL, demostrar o acreditar trabajo con la población por un periodo determinado, los logros alcanzados y demostrar un número mínimo de afiliados, pero, sobre todo, acreditar con hechos los beneficios dados a la población. Esto obligaría a que quien buscara incursionar en la vida política electoral de la Ciudad tuviera que llevar a cabo antes una serie de acciones en beneficio de la población.
También podría analizarse en la legislación electoral la participación electoral de las APL’s en la postulación de candidatos a cargos de elección popular en convenio con partidos políticos locales. Pero todo dependerá de lo que los señores legisladores decidan al final.
Sin embargo, estamos seguros que los virtuales legisladores del próximo Congreso de la Ciudad de México serán sensibles a las propuestas que se han esgrimido para el fortalecimiento de nuestro sistema político democrático. ¡Estaremos al pendiente!
*Analista especializado en temas político electorales de la CDMX.
