Por La Mafia en el Poder
Aunque haya sido una semana después, pero la dirigencia de Morena se lanza un control de daños luego de la devastación que para ellos significa el que su partido sea ligado al narco en una delegación de la CDMX.
El tema de la muerte de El Ojos en Tláhuac, donde como capo del narco ejercía el control absoluto de la delegación gobernada por el morenista Rigoberto Salgado, los puso contra la pared.
Y es que el primer recuerdo que viene es que fue precisamente Andrés Manuel López Obrador quien en 2012, entonces candidato presidencial del PRD, impuso como candidato en Iguala a José Luis Abarca.
Ya todo mundo conoce la historia de que Abarca estaba ligado al cartel de Guerrero Unidos, a los que se les vincula con el secuestro y muerte de 43 estudiantes de Ayotzinapa, por lo que hay varios presos, entre ellos el ex edil.
En esa ocasión tuvieron la habilidad –y el gobierno se vio torpe- de arrastrar al tema al propio presidente Enrique Peña Nieto, que sin ser el responsable directo del hecho ha tenido que cargar desde entonces con el tema de los desaparecidos.
Para El Peje es vital que su partido se desmarque del tema, pues de lo contrario será una mancha que no se podrá quitar en el importante 2018, al menos en la CDMX, que su partido aspira a ganar.
Sus estrategas ya operan para intentar darle la vuelta y más vale que no se tarden o quedarán tiznados para siempre.
En espera del error
En este tipo de problemas, la estrategia de López Obrador ha sido siempre esconderse hasta que sus enemigos cometan un mínimo error para salir a la luz pública y hacer denuncias mediáticas.
En su cuarto de guerra él y sus dirigentes analizan el momento idóneo para entrar en acción y han armado varios frentes.
Uno de ellos es atacar directamente a Miguel Ángel Mancera para involucrar a su gobierno en el caso, con la idea de responsabilizarlos no jurídicamente, sino ante la opinión pública como un gobernante insensato.
Como alguien que cuando se le pidió ayuda prefirió irse de gira a varios municipios del país a regalar las patrullas que en la CDMX urgen.
Mientras llega ese momento, sus enemigos perredistas lograron que se aprobara la comparecencia del alcalde Rigoberto Salgado en la ALDF, para que explique todo lo que en sus narices ocurrió en Tláhuac.
Y aguas porque esa puede ser un arma de dos filos.
Los morenos pueden armar un plantón, una marcha o hasta una agresión contra su propio delegado, a fin de hacerlo víctima y polarizar la situación al grado de evadir su responsabilidad en los hechos y echarle la culpa al gobierno.
Y Mancera sigue agachado
Y mientras amaina la tormenta, el jefe de Gobierno sigue agachado para que no lo vean.
Para empezar suspendió sus giras al interior del país o hacia el extranjero, para evitar cualquier contratiempo o reclamo que fuera de sus fronteras sus rivales le pudieran fabricar, a fin de quemarlo.
Pero no sólo ha dejado de salir de la capital, sino de su propia oficina, pues ahora rodos los eventos públicos son en el Antiguo Ayuntamiento donde despacha, el cual está permanentemente resguardado por granaderos de la CDMX.
En el colmo de sus temores, ayer prefirió que los nuevos camiones de doble piso que serán integrados a la Línea 7 del Metrobús fueran llevados hasta el zócalo para darlos a conocer, en lugar de hacer un paseo en campo para lucirse.
Quizá no está tan errado, pues los morenos lo andan buscando y por lo pronto ya intentaron que la permanente del Congreso de la Unión lo llame a comparecer junto con el titular de Marina para que expliquen el operativo en Tláhuac.
Quieren que salgan las contradicciones para atacar a los gobiernos local y federal.
No pudieron, pero está claro que andan buscando que resbale lo más mínimo para darle un buen golpe político.
*El Irreverente publica de lunes a viernes.
