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INTERSECCIONES / ¿Debería importarnos?

Otra masacre, las mismas preguntas y las mismas respuestas.

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Fulvio Vaglio

Viernes 31 de mayo, 5 p.m. El programa de Erin Burnett en CNN se está preguntando por qué la última masacre en Virginia Beach, hace cuatro horas, ha sucedido en viernes y en el edificio municipal. Parecen preguntas que se haría Émile Durkheim en 1897 acerca del suicidio: ¿en qué temporada la gente se mata más? ¿Entre semana o en fin de semana? ¿En el campo o en la ciudad? El positivismo, entonces como ahora, suele hacerse preguntas inútiles para evitar la que realmente importa y a la que sabe que no tiene respuesta: ¿por qué?

Desde aquí tenemos una primera reacción, también en forma de pregunta: “¿Por qué debería importarnos?” No digo el día de la semana o el lugar. ¿Por qué debería interesarnos si los gringos siguen matándose entre ellos? Viven en una sociedad loca y esquizoide desde mucho antes de que Fox y Calderón importaran su modelo a México. Su problema: mátense.

Ojalá fuera así de simple. En el mismo programa de CNN, otro huésped acaba de decir que Estados Unidos es el único país donde sucede esto. Sorry, pero no es cierto: en Pakistán y Siria sucede diario, y con cifras peores. Claro, allí los atentados suicidas son motivados religiosa e ideológicamente, en los EE.UU. no. ¿De veras? No me hagan reír.

El asesino que entra a una escuela o un edificio público con un arma de alto poder sí tiene una religión: yo soy el Mensajero y, si no me hacen caso, no merecen estar en mi paraíso. Tengo mi árbol del bien y del mal y mi propia serpiente: metálica, casi infalible, que no se encasquilla (una serpiente puede morder sólo unas cuantas veces y luego necesita reponer veneno, como un verdugo cansado); el sistema, es decir dios, me ha permitido conseguirla sin problemas: ¿qué más prueba de que, en su inexplicable e infalible misericordia, está de acuerdo?

Si tengo dudas en el recorrido final (finalmente, estoy hablando de suicidio y no todos tenemos maderas de Stallone o de Van Damme), las oculto porque sé que vivo en el mejor de los mundos posibles y que, si ya no hay once mil vírgenes todas para mí, por lo menos hay quien sabrá entenderme y premiarme: me lo dice Fox News y también CNN (ésta última con la reserva de una serpiente de copete rubio que se ha infiltrado en el Edén y está haciendo sus travesuras mientras la acosamos y la echamos).

Somos la primera y verdadera democracia. Todos, en principio, creen en este mensaje; de vez en cuando (una, dos, tres veces al mes, no más) alguien no lo entiende bien, se desespera y aprieta el colmillo (perdón, el gatillo).

Lástima, sigue comentando CNN: todo esto sucede cuando estábamos acercándonos al impeachment de Trump (asintóticamente, diría Peirce; objetivo siempre en la mira, cada vez más cerca, siempre un chichinín lejos, como la cima del Everest). Y sin querer está dando en el blanco: Trump tiene que ver con Virginia Beach más de lo que aparezca; tengo el poder (díganme que no si se atreven) y hago con él lo que se me dé la gana, con el cambio climático, con la economía mundial, con Irán, Corea del Norte, Venezuela y ahora con México. A veces no me sale, pero para esos casos está John Bolton y el damage control, laacción diversiva, la amenaza islámica o latina, hasta los misiles de mi amigo Rocketman: lo importante es dar la impresión de que siempre gano.

8 p.m.: el melodrama mezclado con Marvel sigue: Mike Cuomo está entrevistando no sé qué oficial de la policía de Virginia Beach. El oficial dice que “no podemos mostrar miedo” y reitera que “situaciones como esta no pueden volver a presentarse”. Lo he escuchado en todos los reportajes sobre todas las masacres. Finalmente Cuomo dice que “es un problema de cultura” y el oficial le da la razón; mi memoria va inmediatamente a Peña Nieto cuando hablaba de la corrupción.

¿Cómo nace y se consolida una cultura? Obviamente, la psicología del bullyno nació con Trump. Es innata en el sistema político norteamericano y consustancial con él, desde Monroe (el destino manifiesto) a Teddy Roosevelt (habla suave mientras lleves contigo un bastón pesado), a través de Truman y casi todos los presidentes sucesivos (JKF no fue excepción, o no vivió bastante para serlo; Jimmy “peanut king” Carter quizás sí). Mientras CNN siga defendiendo esa tradición, va a perder la perspectiva del bosque para concentrarse en los árboles.

Hace casi veinte años, reflexionando sobre otra masacre (la primera del género, en Columbine High), Michael Moore también se preguntaba: ¿Por qué aquí? ¿Es porque en Estados Unidos es fácil conseguir armas? También en Canada – se contestaba Moore –  pero no tienen este problema.  El gobierno de Ottawa no da el ejemplo del bullying al nivel mundial, continuaba Moore; el de Bill Clinton y Georgie W, sí. Cada quien los copia como puede, o como cree.

Por esto, aquí en el resto del mundo no podemos encogernos de hombros con un “sigan matándose entre ustedes, ¿a mí qué? En el ejercicio estratégico de eliminar a los que se interpongan en su camino, todos somos “daños colaterales”: de la Casa Blanca, de Fox News y de CNN. Hace unos momentos, un político demócrata entrevistado por Erin Burnett decía que hay que iniciar el impeachment de Trump porque “no es como nosotros”: es el loco, el alienígena, el marciano. No, CNN, no, burros (me refiero al símbolo del partido, que para algo lo será): deberían quitarlo de en medio precisamente porque es como ustedes. Pero no lo harán, o no por eso.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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