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Grilla

INTERVENCIÓN RUSA

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POR: JORGE SAMUEL DEL VILLAR

 

El 17 de diciembre de 2016 publiqué en Medium un cuento corto en Inglés, que envié para revisión a amigos biculturales como Jorge Castañeda y Michael Calderwood. Lo intitulé “Seventy-two Days”, haciendo alusión a los setenta y dos días entre la contienda electoral estadounidense y la toma de posesión. La parte de ficción, en ficción queda, pero en ese escrito yo presagié que en el mes de enero de 2017, las agencias de inteligencia estadounidenses harían público lo que en ese momento parecía sólo parte de la retórica de la campaña demócrata: que el gobierno de Vladimir Putin había intervenido en la contienda electoral. Carlos Loret me otorgó espacio radiofónico para expresar mi hipótesis.

59 días después de la elección y 20 de publicada mi obra de ficción en Medium; el 6 de enero, por vez primera se hacía público un informe de la Oficina de Inteligencia Nacional de EU, anunciando la intervención rusa en la elección presidencial estadounidense. El 8 de febrero de 2018, el departamento de Seguridad Cibernética confirmó que los rusos accedieron al sistema de cómputo electoral.

Yo me adelanté 20 días al informe de la Oficina de Inteligencia Nacional y 419 al de la directora de Seguridad cibernética, no por tener una fuente dentro de los herméticos sistemas de inteligencia estadounidenses; ni por haber hackeado su sistema, es más, ni por asesoría de la vidente, “La Paca”; me adelanté porque, con mi formación estadística, algo no me cuadraba. No me checaba que Hillary hubiese ampliamente aventajado el voto popular con tres millones de sufragios; mientras Trump arrasase con 77 votos electorales. Las probabilidades de lo ocurrido rondaban en la frontera de lo imposible. Y si lo ocurrido no rondase en la frontera de lo imposible, el sistema electoral estadounidense sería una farsa total. Las probabilidades de lo ocurrido son tan remotas que en los 240 años de historia estadounidense no había ocurrido ¡nunca! Sólo cuatro ocasiones en dos siglos y medio, el candidato con mayor número de votos había perdido los votos electorales necesarios. Pero sólo una vez las diferencias han sido tan exorbitantemente fársicas: tres millones de votos contra 77 votos electorales.

Si Hillary hubiese obtenido tan sólo, 60,000 votos repartidos en Wisconsin, Michigan y Pennsylvania, hoy Bill sería primera dama. En la controvertida contienda del 2000, George W. Bush ganó literalmente por un sólo voto electoral que se lo dio el estado que gobernaba su hermano, Jeb. Eso fue un escándalo.

Lo ocurrido en la elección del 2016, fue como si Trump tuviese a cinco hermanos gobernando precisamente los cinco estados clave que le dieron la victoria electoral, pese a la fulminante derrota en las urnas. En su momento se pensó que su coordinadora de campaña, Kellyann Conway, sólo parecía Señorita Wyoming en decadencia, como estrategia de despiste, pero que en realidad era un Rasputín, un genio estratega disfrazada de imbécil. A más de un año de presidencia de Trump se ha confirmado que Miss Conway (quien eligió como nombre de identificación para el servicio secreto “blueberry” y ha sido el único colaborador de Trump que no ha sido despedido) lo único que tiene adentro del cerebro es jalea de zarzamora. Todo parece indicar que lo que Trump sí tuvo fue a un algoritmo muy cañón diseñado por un Rasputín maquiavélico desde el Kremlin, que al parecer no sólo hizo ganar a Trump sino también al Brexit.

Valdría la pena seguir con lupa las nuevas alianzas y relaciones entre el nuevo gobierno electo de la República con los liderazgos internacionales.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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