Por Patricia Sotelo
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El uso de bicicletas sin anclaje en la Ciudad de México se ha salido de control. Vecinos de las demarcaciones Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Benito Juárez han presentado quejas por su manejo irresponsable, ya que los usuarios las han dejado frente a entradas de automóviles, rampas de acceso para personas con discapacidad… y ¡hasta arriba de un árbol!
En medio año de operación de este sistema ofrecido por empresas como Mobike, de origen chino, y la mexicana VBike, la Secretaría de Movilidad no ha podido regular el servicio, lo que ha provocado la anarquía de los ciclistas.
Y es que el servicio consiste en la renta de bicicletas a través de una aplicación que se descarga en el
teléfono celular, con la cual se desbloquea una bicicleta para poder usarla y cuando se llega al destino deseado se vuelve a bloquear.
Por eso pueden verse
en las banquetas, en jardineras y en cualquier lado,
ocupando espacios que corresponden a los peatones, obstruyéndoles el paso. De ahí las quejas de los vecinos de colonias como Condesa, Juárez, Hipódromo Condesa, Roma y Polanco, principalmente.
¿El gobierno capitalino no previó que esto iba a ocurrir? ¿No sabía que en ciudades de Europa como Madrid y Ámsterdam llovieron quejas por la misma situación? ¿Por qué permitió este tipo de servicio sin antes tener una regulación adecuada?
El 14 de marzo se publicó en la Gaceta oficial el aviso para dar a conocer la operación “piloto” del sistema de bicicletas sin anclaje, en el cual se establecieron las reglas para usuarios y operadores, pero ha sido letra muerta porque en los hechos no se cumplen. Entre los lineamientos se encuentra que las bicis debían quedarse dentro del polígono asignado (zona permitida para circular) y que las empresas debían implementar medidas para que las que no se usen no terminaran por invadir las calles.
Y aunque existen áreas donde se indica el lugar donde deben estacionarlas, simplemente se ignoran. Así que mientras no exista un sistema como el de Eco- bici en el cual el anclaje de las bicicletas es indispensable para marcar el inicio y fin del viaje, pues difícilmente podrá regularse el novedoso servicio con control virtual.
La única medida con la que se intenta inhibir el abandono de bicicletas en cualquier sitio, es la advertencia que hacen las empresas a sus usuarios de cancelar la membresía a quien no acate esta regla. Pero habrá que ver si la aplican, ya que al hacerlo perderían mucho dinero.
Aunque también hay que decir que una cosa es la regulación y otra la actitud de quienes usan este medio de transporte, porque quien deja una bicicleta en lugares prohibidos lo único que demuestra es su falta de civilidad y respeto por los demás. Y eso lo vemos también en la forma como conducen.
¿Quién no ha tenido que esquivar a un ciclista que va rodando en la banqueta o que viene en sentido contrario? ¿Quién no ha querido cruzar una calle y ve a alguien en su bicicleta sobre las rayas peatonales o que se pasa la luz roja del semáforo en avenidas principales?
Es cierto que falta mucho para brindar mayor seguridad a los ciclistas que ruedan por las calles de nuestra caótica y congestionada CDMX, pero si cada uno no hace su parte, entonces nunca vamos a avanzar.
Por eso es necesario seguir construyendo carriles especiales para las bicicletas y ampliar las rutas, así como fomentar en los conductores de automóviles la cultura de respeto.
El jefe de Gobierno José Ramón Amieva, dijo la semana pasada que pidió a la Semovi determinar las reglas para el funcionamiento de las bicicletas sin anclaje, pero no creo que el tiempo les alcance para ello. Le tocará al próximo titular de esa dependencia, Andrés Lajous, resolver esta situación, a fin de evitar que siga reinando la anarquía.
