Alberto Cuenca
Si la transición en el Gobierno de la Ciudad ha sido medianamente tersa, con algunos jaloneos por la queja del equipo de Claudia Sheinbaum sobre la falta de información de Capital Humano, en las delegaciones políticas o futuras alcaldías el cambio de administración está que arde.
La semana pasada platicamos con algunos alcaldes electos de Morena para ver cómo les estaba yendo en el tema de la transición, e invariablemente se quejaron de una serie de problemas, enredos o estira y afloja con las administraciones salientes.
Armando Quintero, futuro alcalde de Iztacalco, nos comentaba que si bien ha fluido la información y la delegación está atendiendo todos los requerimientos del equipo entrante, el tema que ha tornado incómoda la transición es la contratación de proveedores que de última hora está realizando el gobierno delegacional a cargo de Alfredo Reyes.
Molesto, Quintero nos decía que le quieren heredar contratos por 100 millones de pesos asignados sin licitación a compañías proveedoras de pintura.
Cuando le preguntamos a razón de que el gobierno delegacional en Iztacalco quiere gastar 100 millones de pesos en pintura a semanas de acabar la administración, Quintero dijo que el equipo saliente no esgrimió ninguna razón.
Pero eso sí, el futuro alcalde nos comentó que en la mesa de transición externó su abierto rechazo a la asignación de ese contrato y advirtió que no pagará a los proveedores, “y que le hagan como quieran, pero en los tres años de mi gobierno no verán ni un centavo”, nos dijo.
No está por demás recordar que en esa delegación Reyes es el delegado sustituto, pues el que fuera titular Carlos Estrada dejó el cargo para ir en pos de una diputación, que no obtuvo. Estrada es esposo de la ex diputada y también ex delegada Elizabeth Mateos.
Un caso similar al de Iztacalco ocurre en Miguel Hidalgo, donde el futuro alcalde Víctor Hugo Romo nos contó que le quieren heredar contratos de obras por 80 millones de pesos.
Refirió que la administración saliente, esa que dejó la panista Xóchitl Gálvez para irse al Senado, está asignando contratos a las mismas empresas que favoreció durante los últimos tres años, también por adjudicación directa.
Las obras son para realizar intervenciones en parques como el Ángela Peralta, y la pregunta obvia es por qué hasta ahora. Pero Romo es más prudente que Quintero respecto a la decisión de pagar a esos contratistas. Dice que analizará el beneficio de las obras.
Francisco Chiguil, futuro alcalde en Gustavo A. Madero, nos platicó que allá ni siquiera hay una mesa formal de transición. Ha habido encuentros informales, pero hasta ahí. Chiguil se ha quejado amargamente en Twitter por la falta de información. “La actual administración está llena de irregularidades y no han podido iniciar el proceso de transición; fincaremos responsabilidades. Se trata de poner el ejemplo para que ningún funcionario vuelva a utilizar el recurso público para fines personales”, posteó el alcalde electo en agosto pasado. El estatus no ha cambiado hasta ahora.
El mensaje obviamente va dirigido al cacique político de esa administración, Víctor Hugo Lobo, quien por cierto es ya el flamante vicecoordinador del PRD en el primer Congreso capitalino. Con todo y eso, Chiguil insiste en que procederá contra quienes han entorpecido la transición y que han utilizado los recursos de la demarcación para beneficio propio.
Menos tensa es la transición en Iztapalapa, aunque quizá ello se debe a que la futura alcaldesa Clara Brugada ha decidido no acudir a ninguna de las mesas y ha mandado a sus representantes, tal vez para no encontrarse de frente con su adversaria histórica, Dione Anguiano.
