Alberto Cuenca
Un día después de que Andrés Manuel López Obrador celebró en el Zócalo capitalino un año de su triunfo electoral, Claudia Sheinbaum emprendió una estrategia de reforzamiento de lo que ella llamó su plan seguridad para la Ciudad, aunque en los hechos fue más una maniobra de reforzamiento mediático.
El martes 2 de julio, ante los integrantes de su gabinete, de legisladores locales y federales y del presidente del Tribunal Superior de Justicia, la mandataria fue la única oradora en un evento al que se le denominó “Presentación de acciones de fortalecimiento de la estrategia de seguridad de la Ciudad de México”.
Durante 32 minutos, Sheinbaum hiló un discurso en el que primero y como ya se hace costumbre, echó la culpa a la administración anterior sobre la situación que padecemos en materia de seguridad y justicia.
Luego hizo un recuento de todo cuanto ha hecho desde su toma de posesión. Enumeró y destacó acciones como la renta de mil 855 patrullas, con un contrato de 3 mil 229 millones de pesos que, por cierto, se le otorgó por invitación restringida a la empresa Total Parts and Components, perteneciente al Grupo Andrade, los mismos dueños del Heraldo de México.
Sheinbaum también hizo un repaso de su plan para crear 847 cuadrantes e igual número de comisiones de seguridad ciudadana. Un dato en el que no abundó pero que resulta revelador es que reconoció la instalación de apenas 380 comisiones de seguridad en toda la Ciudad, es decir, ni siquiera la mitad de todas las contempladas en los barrios y colonias de la urbe.
De la presentación que hizo Sheinbaum ese martes 2 de julio, lo más novedoso fue que junto con diputados de su partido en el Congreso capitalino buscará un periodo extraordinario de sesiones, para aprobar una reforma al Código Penal capitalino y se castiguen con penas más severas ilícitos como la corrupción policiaca, la reincidencia, el ultraje o agresiones de civiles a policías y sobre todo el robo a celular.
Lo que más enarboló Sheinbaum ese día fue que su estrategia está dividida en cinco ejes: la atención a las causas de la inseguridad, presencia policial en colonias, inteligencia y justicia, coordinación interinstitucional y cambios en el marco legal.
Luego de ese anuncio y para reforzar el mensaje sobre esos cinco ejes, la jefa de Gobierno emprendió a lo largo de toda la semana anterior una visita a noticieros de televisión y de radio, además de que concedió entrevistas en prensa escrita, donde repitió una y otra vez su plan de fortalecimiento de la estrategia de seguridad, aunque en los hechos es lo mismo que ha anunciado a lo largo de los últimos siete meses.
Como pocas veces ocurre, la mandataria decidió cancelar actividades públicas para dedicarse de lleno a esa campaña que los manuales de comunicación social denominan “road show”.
Todo lo anterior devela el golpe de timón emprendido por su gobierno para mandar la señal a la ciudadanía de que está empeñada en combatir la inseguridad en la capital del país y lo hace a través de mensajes efectistas, en medios donde busca tener alta audiencia o en espacios que le son afines.
A Sheinbaum le urge cambiar la percepción de inseguridad, pero de nada servirá todo el show mediático si el ciudadano de a pie se siente igual o más inseguro, si la corrupción y los abusos policiacos prevalecen. Por más que quiera modificar las leyes, la delincuencia no disminuirá por decreto.
Al arranque de su gobierno, Sheinbaum se dio un año para cambiar la percepción de inseguridad. El tiempo ya corre en su contra y por lo pronto no se ve que rueden las cabezas del jefe de la Policía, Jesús Orta o de la procuradora Ernestina Godoy.
Sheinbaum sabe que hacer cambios en este momento de los titulares de esas áreas generaría un desajuste muy grave en una estrategia de seguridad que aún no termina de cuajar y mandaría una señal negativa, la del fracaso de su plan de combate al crimen.
