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La CDHDF y su burocracia

Habiendo colaborado en la CDHDF durante cinco años, lo que observé es el esfuerzo de muchas personas convencidas de su trabajo, pero superadas por una mayoría negada a sumarse.

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Hugo Morales Galván

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) atraviesa por conflictos internos que habría que analizarlos en tres niveles. Uno, desde una perspectiva de derechos humanos en torno a conquistas de las y los trabajadores. Dos, del derecho que asiste a las autoridades de la propia CDHDF para prescindir de colaboradores. Y, tres, desde una realidad, como lo es el proyecto político del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y en consecuencia de Claudia Sheimbaun en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

En el primero de los casos, quienes laboran en la CDHDF han gozado de salarios y prestaciones por encima de muchas instituciones públicas, gracias a la autonomía presupuestal y de gestión institucional de sus autoridades. Las prerrogativas de que han disfrutado durante 25 años no han repercutido, sin embargo, en crear un núcleo de personas convencidas de la defensa y promoción de los derechos humanos. A pesar de sus prestaciones, y de un Servicio Civil de Carrera, buena parte de ellas se transformó en una burocracia, especializada en el regateo de su estatus, por encima de los derechos de las víctimas. Transmutaron su papel de defensores en simples observadores. Una fotografía después de los sismos del 2017, los pinta de cuerpo entero. Mientras decenas de personas, empolvadas, sin guantes ni aditamentos, cargan escombros, un grupo de visitadoras/es de la CDHDF formados como soldaditos sólo observan, incapaces de mover un dedo para ayudar en el rescate de víctimas. Dirán que no era su papel, diré que en la progresividad de la defensa de los derechos humanos, nadie les hubiera reclamado sumarse a las labores de rescate y sí, hubieran sentado un precedente. Pero no lo hicieron. Son incapaces de salir de su burbuja de Av. Universidad 1449.

Segundo, habiendo colaborado en la CDHDF durante cinco años, lo que observé es el esfuerzo de muchas personas convencidas de su trabajo, pero superadas por una mayoría negada a sumarse. Desde mucho antes, las autoridades debieron haber depurado a quienes sin ética ni compromiso, se asumían como parte de la institución sólo los fines de quincena, y en sus fiestas de “Fraternidad” y de fin de año.

Las leyes laborales estipulan que toda autoridad puede prescindir de personal justificada o injustificadamente, siempre y cuando cumplan con las indemnizaciones de ley. Aunque lo tribunales resolvieran su reinstalación, la CDHDF puede optar por pagar el costo de un despido injustificado para que no regresen a la institución.

Recientes despidos en la CDHDF han generado que un grupo de personas aseguren que hay represión y violación a la libertad de expresión. Ni una ni otra. Tan libres son de opinar que hicieron circular un video en el que retan a la titular, sarcásticos se burlan, e incluso se dieron el lujo de entregar un escrito al Congreso de la Ciudad de México en donde increpan y no reconocen autoridad a la Presidenta de la Comisión. Y todavía exigen al Congreso de la CDMX y a la Jefatura de Gobierno mesas de trabajo para que sus prestaciones laborales no sean tocadas. Como argumento risible, entre otros, aluden una “situación de riesgo” porque acuden a marchas o reclusorios y creen que su vida está en peligro.

Tercero, quienes laboran en la CDHDF no entienden que la política económica y salarial del país la está marcando AMLO, por quienes muchas y muchos de ellas y ellos votaron, y que se trata de una situación que rebasa con mucho a la presidenta de la Comisión y a la Jefa de Gobierno. Habituados a vivir en su burbuja creen tener la fuerza suficiente para detener a Morena y sus políticas (cierto, contrarias a derecho). Lejos de avanzar con la titular de la CDHDF hacia un frente común legal de defensa de derechos, la retaron, la menospreciaron y la exhibieron. Mala táctica de estos observadores, defensores que no saben defenderse, que ahora acuden a la redes sociales con recursos de la CDHDF, para denunciar la “represión” La 4ª. Transformación los alcanzó. Bienvenidos a la realidad.

Aún es tiempo de hacer un frente común interno en defensa de irreductibles, si con capaces de entender. Ojalá lo entiendan. Pero todo hacer suponer que no llegarán lejos.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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