Si en algunas partes del país los morenos ya se empezaron a dar hasta con la cubeta por la repartición de los huesos políticos, no habrá que esperar mucho para que esa batalla llegue a la CDMX debido a la forma de asignar las candidaturas.
El cuento ese de que los candidatos salen de las encuestas del partido —y que nadie se traga, por supuesto— quedará pequeño luego de que en unos días se definan los aspirantes a diputaciones locales y los lugares plurinominales.
Tras el pleito en Oaxaca por las candidaturas, el líder nacional de Morena aseguró que las disputas de este tipo —violentas— son normales cuando se da “un proceso democrático”.
Y aquí habría que preguntarle a “ya saben quién” qué entiende por “democracia”, pues se supone que ello significaría una decisión por mayoría.
Hasta donde se sabe —por ejemplo— no hubo ni encuesta ni consulta interna para designar regalarle un escaño plurinominal a la expanista Gabriela Cuevas, ¿o sí?
Eso no es democracia, como tampoco lo es el uso de tómbolas para designar a futuros representantes morenos antes las cámaras, pues no hay control en cuanto a las capacidades mínimas de los candidatos.
México es el único país en el mundo donde las diputaciones se definen por tómbola, sin mayor trámite que anotarse en un papelito y echarlo en una urna, para que de ahí una mano santa lo saque y listo.
Por supuesto que eso no tiene nada de “democrático” y mucho menos beneficioso para el país. Sólo hay que ver cada burro(a) que Morena metió a la ALDF para darse cuenta de lo dañino que es su sistema.
Pero además de antidemocrático, es injusto, porque quienes se arriesgaron desde el principio a dejar todo por fundar el partido, y que durante varios años han ayudado a armarlo en el territorio, se quedarán viendo cómo los arribistas llegan a la mesa servida.
Es decir, que sin importar el gran esfuerzo que hayan hecho para fortalecer al partido y hacerlo ganar en sus primeras elecciones, se quedarán con las manos vacías, pues para los amigos del líder serán las mejores posiciones.
A los perdedores les tiran la zanahoria de que, cuando ganen los gobiernos federal y local, serán generosamente recompensados, pues sobrarán plazas para ellos y su prole.
Eso les dicen y eso quieren creer ellos mismos, ¿pero qué pasaría si no ganaran nada en julio próximo, cosa que, por supuesto, puede ocurrir?
Pues los fundadores se quedarían como el chinito, milando y los arribistas con el hueso que les regaló el patrón. Como quiera hay que anotarse en las nefastas tómbolas.
CENTAVITOS… Como no queriendo, Alejandra Barrales le dio ayer un recargón a uno de los niños preferidos de Miguel Ángel Mancera, al declarar que a la Policía de la CDMX le hace falta más capacitación y mejores sueldos para que trabaje bien. ¿O sea que a la candidata perredista no le gusta el trabajo que Hiram Almeida realiza por encargo de su jefe en la capital?…
Por su parte, Claudia Sheinbaum asegura que Alejandra defiende la decisión de que los diputados Leonel Luna, Jorge Romero y Mauricio Toledo manejen más de siete mil millones de pesos de la Reconstrucción en la CDMX porque parte de ese dinero será utilizado para beneficiar a la candidata del Frente. ¿De veras?, ¿cómo puede creer eso de los tres impolutos diputados? Vaya capacidad de deducción de Claudia; tiene razón, por supuesto, pero habría que preguntarle si lo pensó ella solita o le dijeron que podía decirlo, por aquello de que tiene que pedir permiso para hablar.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2018/02/06/1218379
