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La ciudad del yo no fui

En materia de seguridad, ha habido un drástico aumento en temas como extorsión, asaltos y robo a casa habitación, todo ello con la anuencia de los mandos administrativos y operativos, muchos de ellos de la administración anterior, con vicios de corrupción e impunidad.

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Lorena Osornio

Pareciera que ese debió ser el eslogan de la actual administración, pues luego de 100 días al frente del gobierno, Claudia Sheinbaum y su gabinete cercano y ampliado no han podido trascender más allá de culpar a las administraciones pasadas por las calamidades en materia de movilidad y seguridad ciudadana.

El desempeño de la actual administración y de la clase política de la ciudad ha sido lamentable. El Congreso de la Ciudad se encuentra inmerso en una penosa pugna entre las incipientes tribus que se han ido formado al interior del grupo parlamentario de MORENA, con el afán de hacerse de plazas y los recursos económicos que éstas implican. En el Ejecutivo local, simplemente no hay rumbo fijo ni resultados tangibles, pues las constantes problemáticas que hemos atestiguado en las referidas materias de movilidad y seguridad se conjugan con las de procuración de justicia, desarrollo social e infraestructura.

En cuanto a las primeras dos, tenemos evidencia de sobra por parte de los medios de comunicación tradiciones y de redes sociales que nos demuestran la pésima calidad del servicio del transporte público, destacando el Metro, cuya saturación, corrupción e incapacidad de sus directivos han propiciado un auténtico caos para sus usuarios.

En materia de seguridad, ha habido un drástico aumento en temas como extorsión, asaltos y robo a casa habitación, todo ello con la anuencia de los mandos administrativos y operativos, muchos de ellos de la administración anterior, con vicios de corrupción e impunidad. Aquí podemos incluir también a la Procuraduría General de Justicia, en donde los ministerios públicos continúan adoleciendo de vocación y preparación, pero mantienen sus plazas y privilegios.

100 días son poco tiempo para resolver de fondo problemáticas tan complejas, eso lo sabe cualquiera; no obstante, deberían ser suficientes para empezar a notar cambios, tal vez no en los índices delictivos, pero si en la estructura de las instituciones. Mantener al policía corrupto, al MP flojo o a trabajadores del metro incompetentes solo por compromisos políticos, no es exactamente el cambio que se nos prometió.

Los hechos que hasta ahora se han consumado, solo sirven para derrumbar la premisa que se vendió con tanta algarabía en campaña por parte de la 4T, aquella que afirmaba que a raíz de la transición se acabaría de tajo la corrupción y que al poner al mando a políticos honestos –si es que eso existe– crearía un efecto en cascada que tornaría a todos los funcionarios públicos en servidores ejemplares.

Cada día que pasa pierde validez echarle la culpa al que ya no está, pues van más de 100 días y quienes gobiernan son ellos.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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