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LA CONVULSIÓN POLÍTICA DEL MES

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A lo largo del año se suceden diversos acontecimientos políticos y sociales. Pero sin duda, septiembre es el que trae mayor convulsión política y social en nuestro país. México, se cimbra políticamente y su sociedad se moviliza para recordar a sus muertos, y enrostra a la clase política su incapacidad para lograr los avances que permitan abatir la desigualdad.

Septiembre es una sucesión de fechas. Una tras otra. El día primero, el Presidente de la República en turno presenta su informe. Se instala el Congreso y el Poder Legislativo inicia sesiones ordinarias. Era el “Día del Señor Presidente”. La fecha se fue deslavando. Pero la aparición de una nueva aplanadora con aroma priista, hace retornar las interpelaciones.

Si la cultura priista hacía que el Presidente disfrutara su día, con acarreo masivo y porras, el ejercicio democrático ciudadano fue opacando el ondear de la bandera, para convertirlo en un termómetro político de aprobación o censura al mandatario.

Y los 19 de septiembre duelen. Desde 1985. ¿Diez mil muertes, la cifra oficial? ¿Más de 35 mil contabilizó la gente? La naturaleza mostró la fragilidad humana. La corrupción mata. Pero la corrupción también premia con impunidad. Las autoridades engrosaron sus cuentas bancarias con porcentajes a cambio  de reglamentos laxos de construcción, o permisos falsos –que solaparon–, y evadieron su responsabilidad para certificar las construcciones.

Treinta y dos años después la naturaleza le enrostró esa corrupción. Al igual que en 1985, las mujeres y hombres de esta Ciudad, corazón del país, tomaron control de la capital en el 2017. Se hicieron gobierno por la vía de los hechos, rascaron con sus manos, cargaron pesados trozos de cemento, de tabique, sin experiencia alguna, pero con un corazón capaz de gritar de gusto ante cada rescate, y llorar con el puño en alto ante el hallazgo de una víctima fatal.

Septiembre también tiene un día 23, que a lo largo del tiempo ha marcado la vida política. En 1965, un grupo de 15 jóvenes asaltó el Cuartel Militar de Madera, Chihuahua. Inspirados en la Revolución Cubana y las luchas guerrilleras en América Latina, buscaron prender la mecha de una utópica insurgencia popular en México. Murieron en el ataque.

Esa fecha fue recuperada por otros jóvenes para fundar la Liga Comunista 23 de septiembre en marzo de 1973. La LC-23 de Septiembre es un referente necesario para explicar los cambios políticos en México. Los sucesivos gobiernos federales la combatieron con fuerzas policiales (la DIPD, la Dirección Federal de Seguridad), Fuerzas Armadas, y grupos paramilitares (la Brigada Blanca). En su mayoría fueron ejecutados, otros detenidos u obligados al exilio, y cerca de 700 desaparecieron.

Conformado en 1977, el Comité Nacional Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, encabezado por Rosario Ibarra de Piedra, logró rescatar a 148 personas que estuvieron cautivas en campos militares. Son las víctimas de la llamada “guerra sucia”.

El 26 de septiembre del 2014, 43 normalistas de Ayotzinapa fueron desaparecidos, y seis asesinados, en Iguala, Guerrero. Cuatro años después, el Gobierno de México es incapaz de informar sobre su paradero. La gestión de Enrique Peña Nieto, buscó golpear la credibilidad de investigadores y deslegitimar testimonios de familiares de las víctimas. Ha pretendido, imponer su inverosímil “verdad histórica”.

El 28 de septiembre de 1994, en medio de un convulso país, fue ejecutado José Francisco Ruiz Massieu (padre de la actual senadora Claudia Ruiz Massieu), perfilado para coordinar la bancada del PRI en San Lázaro, uno de los hombres más cercanos al entonces presidente Carlos Salinas. Decían sus conocidos, el más lúcido intelectual priista. Un mes convulso, siempre, por donde se le vea.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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