Durante años hicieron la mancuerna política perfecta en el oriente de la CDMX; se habían abierto camino desde abajo y, luego de un tenaz trabajo, fueron escalando en los territorios de Iztapalapa, delegación que soñaban gobernar.
Ambos pasaron por el Poder Legislativo y después por la administración pública de la capital. Su trabajo fue cada vez más intenso, hasta que por fin el PRD les dio oportunidad de hacer realidad sus ilusiones: Iztapalapa era para ellos.
Pero lo que debió ser la plataforma para alzar otros vuelos, paradójicamente se convertiría en su fin como pareja sentimental y política, al grado de terminar como enemigos íntimos. Cuando el sol azteca les cedió la delegación, se presentó el inconveniente de la cuestión de género; la candidatura le correspondería a una mujer y ése fue el inicio del fin.
Aunque contrariado, Alfredo El Camarón Hernández Raigosa aceptó que fuera Dione Anguiano la candidata. Total, era del equipo y había sido parte fundamental del crecimiento del grupo.
Durante la campaña, Alfredo tomó el control y era el que daba órdenes, recomendaba discursos y elaboraba la estrategia. Era el líder del proyecto y así fue hasta que ganaron.
El problema llegó ya en el poder, donde El Camarón quiso seguir mandando; Dione decidió que ella decidiría su forma de gobernar. Llegó a un acuerdo con su pareja y le cedió la mitad de los cargos delegacionales, a pesar de los reclamos de otros integrantes del grupo, como su sobrina Karen Quiroga Anguiano, quien decía merecer más.
A la par, Dione decidió que ningún otro grupo perredista tendría los espacios a que estaban acostumbrados y se mostró dura. Así cerró la puerta a Jesús Valencia, a los hermanos Carlos Augusto y Efraín Morales, y a Arturo Santana, entre otros.
Con todo y eso, las cosas caminaron por un tiempo e incluso Anguiano le reiteró a Hernández Raigosa que el próximo año la candidatura le correspondía a él. Pero El Camarón se mostró dudoso y pidió tiempo para analizarlo.
Al final dijo que no iría, pero que le cedería su lugar a su sobrina, la diputada Janet Hernández, lo cual provocó la inconformidad de Dione, quien dijo que, en ese caso, Karen, la otra sobrina, tenía más méritos.
Ahí se rompió todo y hoy no solamente ya no son pareja, sino que son enemigos. Alfredo colabora en la Semovi con Héctor Serrano, quien, casualmente, es el principal aliado de Dione.
Mientras eso ocurre, el exdelegado Valencia y su equipo se van a Morena; Santana está en ese camino y otra exdelegada, Clara Brugada, afila las garras para retomar la delegación. Mientras eso ocurre, el PRD sigue dormidito.
CENTAVITOS… Aunque la Corte finalmente avaló que la conformación del Congreso de la CDMX se componga por 33 diputados de elección directa y 33 por la vía plurinominal, el caso no está terminado, pues falta fijar el tope máximo de diputados para el partido ganador. Quizá por ello el diputado Leonel Luna se apresuró a exhortar a los ministros a evitar que quien gane 33 diputaciones de mayoría relativa tenga acceso a alguna posición plurinominal, pues podría completar hasta 40, lo cual provocaría una sobrerrepresentación; en eso están… A los teléfonos de los capitalinos empiezan a llegar mensajes disfrazados de encuestas para el proceso de Morena. Al menos del número 866 490 5501 hacen preguntas que después terminan en recomendaciones sobre el trabajo de Ricardo Monreal, por ejemplo. Quién sabe si sea estrategia del delegado en Cuauhtémoc o alguien le quiera hacer el favor.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/08/16/1181917
