Connect with us

Influyentes

La dictadura de las ocurrencias

Esa forma peculiar de actuación política, carente de ideas consecuentes, siempre ha acompañado a AMLO.

Published

on

Jorge Lara

Nadie puede ni debe regatear la legitimidad del triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador. Los treinta millones que respaldaron al candidato de Morena fueron producto de varios aciertos y condiciones en que fue planteada la elección por el propio tabasqueño y de los errores de sus contendientes. La primera y aleccionadora virtud que mostró AMLO en la pasada campaña fue la perseverancia. Doce años de campaña con financiamiento público y la fundación de un partido desde cero en tiempo récord, dan cuenta con un líder resiliente, lo cual no es virtud menor en política… y en la vida.

Asumir el papel de víctima también fue objeto de usufructo. En este país, en el que el victimismo se convierte en ocasión para el chantaje, y la provisión de recursos multimillonarios, AMLO adoptó el rol de damnificado desde el 2006, incluso desde antes y vale decir, no lo ha soltado. La gran incógnita de cara al primero de diciembre es si pretenderá seguir con esa postura para justificar el por qué de lo que serán los magros resultados de su gobierno. En tal virtud, hábilmente ya ensaya su repertorio de excusas: la autonomía del Banco de México, “la quiebra del país”, la prensa fifí, “nos dejaron un tiradero” y pronto reanimará a su enemiga favorita: la mafia del poder.

Sus contrincantes, unos de manera consciente y otros por torpeza, alentaron el tsunami obradorista. El presidente Peña Nieto ubicó al país en una contextura de corrupción y violencia que generaron irritación social en grados superlativos. El PAN se dividió de manera irresponsable. Hay que decirlo como fue: la actitud asumida por Ricardo Anaya en el proceso interno, así como la irresponsable defección de Margarita Zavala de las filas blanquiazules fueron factores que vitaminaron el triunfo morenista. Las consecuencias están a la vista.

En todos estos años, AMLO ha sido fiel con sus seguidores. Ha alentado el radicalismo cuando es necesario y el candor oportuno cuando se ha tratado de conseguir aliados provenientes de otros partidos, activistas moderados o seguidores en sectores empresariales.

Es un político nato, que se ha pulido a lo largo de los años.

Esa forma peculiar de actuación política, carente de ideas consecuentes, siempre lo ha acompañado. Veamos: la primera gran acción de AMLO cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal a efecto de adquirir notoriedad en el plano nacional fue la propuesta de no aplicar el horario de verano en la capital. Aquella postura el ganó reflectores y titulares periodísticos, cientos o miles de horas de debate público. Sin embargo, ahora sabemos que no había nada serio detrás de ella… al grado que hace tiempo dejó de enarbolar tal idea. Es decir, no había nada sensato al respecto.

Su depurada e insistente actuación política, el resultado de la administración de Peña y los errores del PAN, le granjearon un triunfo inobjetable, histórico.

Sin embargo, no hay que equivocarse. Los mencionados treinta millones no fueron consecuencia de haber generado el mejor diagnóstico para el país, ni por haber demostrado contar con las mejores propuestas o una ruta crítica de orden técnico para enfrentar los problemas nacionales.

Todos fuimos testigos de que su campaña consistió básicamente en la repetición de varios spots televisivos en los que se centró en temas más bien de orden simbólico como el avión “que no tiene ni Obama”, las pensiones presidenciales, el no ocupar la residencia de Los Pinos… En los debates igualmente sobresalió como acuñador de soundbites muy potentes y maliciosos… ¿quién recuerda otro momento más estelar de AMLO en los debates que el infausto de Riqui Riquin Canallín? No hubo demostración profunda y seria de lo que es la administración pública. Al parecer, no habrá tal.

A estas alturas de la transición y después de atestiguar contradicciones, retractaciones y evasivas en todos los temas de la agenda del país, todo apunta a que su gobierno será uno de gracejadas y puntadas, de ideas improvisadas y de planteamientos que buscarán no la eficacia gubernativa, sino el aplauso de las clientelas electorales y la hegemonía en las síntesis informativas.

Su equipo ejecutivo y los legisladores de MORENA le hacen segunda en esa forma de actuar, incluso lo superan. Salvo algunas excepciones, no hemos visto un actuar prudente, mesurado y buscando la pertinencia técnica en su alineación de gobierno. Ojalá estemos equivocados, pero parece que nos enfilamos a la dictadura de las ocurrencias.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

Continue Reading
Advertisement Article ad code

Los influyentes

Twitter

Facebook

Advertisement Post/page sidebar widget area

Recientes