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La legalización verde

La realidad es que desde hace mucho tiempo la ciencia documentó que la mariguana es mil veces más inofensiva que otros enervantes permitidos como el alcohol y el tabaco.

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Alejandro Zúñiga

Después de muchos años -y lamentablemente muchas muertes- el poder legislativo dio el paso requerido para llevar a México a un estadio más avanzado en materia del uso y consumo de la marihuana.

La promotora fue la hoy senadora y futura secretaria de Gobernación, la ex ministra Olga Sánchez Cordero, quien presentó hace unos días una iniciativa ejemplar para legalizar la mariguana.

Plantea, de una vez por todas, que el Estado mexicano transite del viejo e inoperante modelo prohibicionista a un moderno sistema que legalice, con las restricciones necesarias, su consumo.

Es una postura de vanguardia porque propone actualizar la Lay General de Salud, el Código Penal Federal y, para estar a la altura de los países más avanzados en la materia, contempla una regulación cuidadosa en toda la cadena productiva, distributiva y de consumo de la hierba verde.

Pero también impone penas ejemplares a quienes involucren a menores con la droga. Desde hace más de 20 años sabíamos que la única razón para no regular el cannabis en México, es porque la clandestinidad le agrega un valor extraordinario.

Su manejo furtivo encarece el producto y lo convirte en uno de los negocios más rentables para el crimen organizado y sus cómplices: países enteros, políticos corruptos y “gobernantes” sin escrúpulos.

La realidad es que desde hace mucho tiempo la ciencia documentó que la mariguana es mil veces más inofensiva que otros enervantes permitidos como el alcohol y el tabaco.

Más aún, es mucho menos dañina, incluso, que cientos de productos que venden en la tiendita de la esquina hiper saturados de químicos y azúcares que, no obstante, pueden ser adquiridos por menores y adultos sin restricción alguna.

Productos, además, que están íntimamente asociados con la enfermedad que más muertes cobra en México cada año: la diabetes.

Por cierto, enfermedad cada vez más frecuente en infantes, lo que no se divulga para no afectar los intereses de las trasnacionales que producen esa chatarra.

Otra incongruencia es que han muerto unas 240 mil personas, han desaparecido otros cientos de miles y la violencia ha escalado a límites jamás vistos antes, tras la absurda declaración de guerra al crimen organizado.

Todos sabemos que otra ruta menos mortífera y tortuosa hubiera sido transitar por el camino de la razón y la desregulación hasta llegar a la legalización acotada.

Por eso, como propone la doctora Sánchez Cordero, es mejor regularla para garantizar los derechos humanos de cientos de miles de personas que estaban siendo ignoradas y olvidadas.

Es una iniciativa de ley con sentido de justicia social, que también propone rentabilidad económica para el Estado y beneficios como destinar una parte de las ganancias por la producción y comercialización a un centro de rehabilitación para tratar la adicción al cannabis.

Llegó la hora de desterrar la doble moral y abandonar la prohibición hipócrita que mató y tiene encarcelada a tanta gente inocente.

Es momento de actualizar las leyes para que nuestros soldados se ocupen de tareas mucho más importantes, no de perseguir y meter a la cárcel a consumidores y distribuidores de una droga más inofensiva que un refresco de cola.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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