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LA MANO QUE MECE LA CUNA / Derecho presidencial a mentir

Del total de información que el presidente ha dado frente al micrófono, casi la mitad –el 44 por ciento- ha resultado falsa, y el resto -56 por ciento- han sido verdades a medias, pues carecen de información suficiente para poderla verificar.

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Adrián Rueda

Cada mañana el presidente de la República utiliza al menos dos horas para ejercer lo que le llama su “derecho de réplica”, y fijar su posición sobre los diversos temas que interesan al país, incluyendo si Juan Gabriel está muerto o pronto reaparecerá.

El tema de las conferencias ha sido profundamente debatido y, aunque efectivamente el presidente tiene derecho a fijar posiciones, la conclusión es que lo hace con todas las ventajas de tener siempre la última palabra, e incluso mandar al paredón cibernético a sus adversarios.

Porque todo mundo ha visto cómo Andrés Manuel López Obrador desacredita a quien difiere de él, y lo más común es que cuando carece de argumentos –cosa que es común- se vaya por la comodidad de calificar a quien lo interpela como “fifí” o “conservador”.

Les dice que son parte del conservadurismo y que están dolidos porque perdieron los privilegios que, según él, recibían de todos los gobiernos anteriores al suyo.

Independientemente de dividir al país al calificar de “pueblo bueno” a sus seguidores, y de “fifís” a sus detractores –cosa que como presidente debería evitar al máximo-, lo hace a base de mentiras.

En su columna del 06 de mayo publicada en el periódico Milenio, el panista Diego Fernández de Cevallos hace una ácida crítica sobre la forma en que López Obrador ejerce el gobierno.

El propio Jefe Diego reconoce que a veces es muy duro en sus comentarios en contra del tabasqueño, pero que eso es lo que se merece porque –según él- Andrés Manuel es un bribón de siete suelas y un corrupto.

Eso no debería extrañar a nadie, pues del panista no se podría esperar otra cosa en contra del presidente, con quien ha tenido desacuerdos históricos, que los han llevado a enfrentamientos incluso ante las cámaras de televisión.

Pero lo que sí llama la atención es la mención que el panista hace caso al final de su columna, donde señala que, de acuerdo con un estudio hecho por la empresa Integralia, en lo que va de su sexenio López Obrador se la ha pasado mintiendo ante los mexicanos.

La empresa Integralia es liderada por Luis Carlos Ugalde, quien fuera presidente del Instituto Federal Electoral cuando el panista Felipe Calderón se impuso en 2006 por un margen cerrado de votos al hoy presidente de la República.

Y podrán decir lo que quieran de Ugalde, que después de las elecciones de 2006 fue prácticamente obliga a renunciar al IFE, pero es un tipo preparado que coordina a una serie de reconocidos investigadores que hacen diversos estudios serios de estrategia.

Bueno, pues esta empresa hizo un análisis muy meticuloso sobre las intervenciones que ha tenido Andrés Manuel en todas sus mañaneras, en las que ha dado información que sólo por provenir de él sus compañeros la tienen que dar por buena.

Del total de información que el presidente ha dado frente al micrófono, casi la mitad –el 44 por ciento- ha resultado falsa, y el resto -56 por ciento- han sido verdades a medias, pues carecen de información suficiente para poderla verificar.

El hecho es que prácticamente el cien por ciento de las veces que se para frente al micrófono, López Obrador miente y eso es mucho más grave que sus ocurrencias, porque utiliza la confianza que deposita en él buena parte de los mexicanos para engañarlos.

Es muy común escucharlo decir “yo tengo información”, para llevarle la contra a quien lo están cuestionando. “Yo tengo otros datos”, para evadir las respuestas a preguntas que lo incomodan y que lo sacas de sus casillas.

Porque no se cansa de repetir que él tiene información y datos, pero nunca los presenta, por la sencilla razón de que estos no existen.

Es tan mentiroso que no se detiene incluso para exhibir a los propios integrantes de su gabinete, a quienes los presenta como ineptos, o en el mejor de los casos como mentirosos cuando declaran algo con lo que él no está de acuerdo.

Por ejemplo, en cuestiones tan técnicas como son las finanzas no sólo del país, sino del comercio internacional, López Obrador ha desacreditado en más de una ocasión a su secretario de Hacienda Carlos Urzúa, y a su subsecretario, Arturo Herrera.

Como si el presidente supiera más que sus dos especialistas, sobre todo Herrera, quien es reconocido a nivel internacional por su capacidad en el mundo de las finanzas.

Alguien tendría que recordarle a Andrés Manuel que él tardó 14 años en concluir su carrera de Economía en la UNAM, y no precisamente con las mejores calificaciones, y que no se le conocen estudios posteriores en la materia como para desacreditar a los especialistas.

Porque no sólo a su equipo desmiente, sino a los organismos internacionales como la OCDE, las calificadoras y al propio Banco Mundial; todos coinciden en que México no llegará siquiera la dos por ciento de crecimiento y López Obrador dice que será de cuatro.

Pues nada más porque él lo dice, porque jamás presenta datos.

Si Javier Jiménez Espriú se presenta ante los diputados y les dice que no encontraron la más mínima prueba de corrupción en lo que iba a hacer el Aeropuerto Internacional de Texcoco, al día siguiente López Obrador sale a decir que su secretario de Comunicaciones miente.

Los exhibe ante todo mundo y le dice en su cara que ese proyecto se canceló porque estaba podrido por la corrupción, pero una vez más sin prueba alguna o acusación en contra de una persona o empresa.

Si no cree en sus funcionarios, pues para qué los invita a su gabinete o por qué los mantiene ahí; que los corra.

Y si los funcionarios tuvieran un poquito de dignidad o amor propio, pues ya hubieran renunciado, seguro les podrían pagar mucho mejor en otro lado donde sí valoren sus conocimientos.

El tema es que el estudio de Integralia deja ver con toda claridad que el presidente no sólo usa el micrófono todas las mañanas para ejercer su “derecho de réplica” y atacar a sus enemigos, sino para mentir flagrantemente a los mexicanos.

Eso hace que se construyan en el imaginario de la población dos Méxicos en paralelo, y cuando la realidad alcance a todos, va a haber graves problemas.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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