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LA MANO QUE MECE LA CUNA / Se la repiten a Monreal

La decisión de ir con Barbosa ya no la va a cambiar nadie, lo que sí puede cambiar es el ambiente de cooperación que había imperado entre el Senado y la Presidencia de la República, pues la operación de la nomenklatura interna deja muchos daños colaterales.

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Adrián Rueda

El 24 de agosto de 2017, Morena dio a conocer que Claudia Sheinbaum sería su candidata a la Jefatura de Gobierno, pues había triunfado en la encuesta organizada por instancias internas del partido, y que Ricardo Monreal había quedado en tercer lugar.

Aunque al interior del círculo de Andrés Manuel López Obrador, entonces presidente del partido, la decisión no causó la menor sorpresa, sí provocó el estallido de Monreal, quien se sintió traicionado por El Peje, quien le había prometido esa posición.

Como la decisión de lanzar a Sheinbaum se mantuvo, el zacatecano anunció que se retiraría “temporalmente” de la política para meditar su futuro, y aunque no anunció su salida de Morena, sí enfrío su relación con López Obrador.

Se dijo víctima de la nomenklatura interna del partido.

A tal grado fue el distanciamiento que mientras el propio tabasqueño criticaba en sus mítines a quienes “hacían berrinche” y amenazaban con irse por no haber obtenido una candidatura, Monreal tejía ya su postulación por el PAN, PRD, MC e incluso el PRI.

Fiel a su estilo, López Obrador se mantuvo firme en congelar a Monreal, pero cuando le pasaron los datos de las negociaciones y los números de las encuestas en caso que se postulara por el equipo contrario, el de Macuspana reculó.

Buscó al zacatecano para convencerlo de que retornara a casa; le ofreció un lugar importante en el gobierno federal en caso de ganar; a Ricardo no le habían resuelto los del Frente y optó por el Senado en Morena; desde ahí dejó claro que buscaría la coordinación.

Apenas unos días después de ese acuerdo el zacatecano recibió una llamada de Miguel Ángel Mancera, entonces jefe de Gobierno, para que se inscribiera en la encuesta del PRD,  y que él se encargaría de hacerlo candidato de Por la Ciudad al Frente; era demasiado tarde.

Al aceptar regresar a Morena y no competir por otros partidos contra Sheinbaum, a la que muy probablemente habría derrotado, Monreal saldó toda deuda que hubiera tenido con El Peje y se ganó un margen de independencia.

Así lo ha demostrado en el Senado, donde si bien operó la aprobación de la Guardia Nacional y del nombramiento del Fiscal General de la Nación a iniciativas del ya presidente López Obrador, los dictámenes originales sufrieron cambios sustanciales.

A pesar de las amenazas de El Peje, de que estaría atento de cómo votaba cada senador para que su iniciativa pasara como él la deseaba, al final a la Guardia Nacional se le puso un límite de cinco años para operar y se canceló toda posibilidad de que tuviera mando militar.

En el caso de la Fiscalía General de la Nación, la indicación del tabasqueño era que Bernardo Bátiz tendría que ser el primer fiscal independiente del país; al final fue Alejandro Gertz Manero.

Ahí quedó claro el poder de negociación del zacatecano, que si bien sigue siendo aliado de López Obrador, no es su empleado.

En ese contexto se presenta la elección de candidato para los comicios extraordinarios en Puebla, donde Yeidkol Polenvsky dijo desde el principio que Miguel Barbosa sería de nuevo su abanderado.

Desde el Senado Monreal y su bancada impulsaron al senador Alejandro Armenta, lo que provocó un enfrentamiento directo entre el líder senatorial y la dirigente de Morena, que rayó en las descalificaciones el intercambio de “bendiciones” por ambas partes.

El partido recurrió de nuevo a la encuesta organizada por las instancias internas, que decidieron que Barbosa es su candidato, porque aunque de las cuatro preguntas hechas perdió en tres, resultó el “más conocido” por los ciudadanos.

Y sí es el más conocido, pero no aclararon por qué, pues su fama no es precisamente la mejor, amén de que en su época como líder senatorial del PRD fue uno de los más acérrimos críticos de Andrés Manuel y de Morena.

Pero la famosa encuesta que dejó fuera a Monreal en 2018, se la repiten a su candidato en Puebla en 2019.

La decisión de ir con Barbosa ya no la va a cambiar nadie, lo que sí puede cambiar es el ambiente de cooperación que había imperado entre el Senado y la Presidencia de la República, pues la operación de la nomenklatura interna deja muchos daños colaterales.

La gente de Polenvsky ajustó cuentas a quienes apoyaron a al senador Armenta, quien tiene un excelente perfil entre los poblanos y en una de esas la elección en ese estado no sale como los morenos esperan.

Pero más allá de eso, pone los puntos sobre las íes entre Monreal y López Obrador, pues el zacatecano tiene más que claro que no será el elegido del dedo presidencial en 2024, por lo que seguirá tejiendo desde el Senado con otros actores políticos.

Hay que observar qué destino tiene la iniciativa que el tabasqueño quiere que los senadores le aprueban a como dé lugar para que quede en ley la revocación del mandato, pero que sea el mero día de las elecciones para que el presidente esté en las boletas.

Eso, de entrada, sería una competencia inequitativa para la oposición, pero además le daría la oportunidad a Morena de acabar de pintar de marrón en 2021 los puntos verdes o azules que aún quedan en el país después de julio pasado.

Claro que eso no convendría ni al propio Monreal, pues estaría garantizado desde ya una fuerza descomunal al partido que seguramente tendrá que enfrentar en 2024, desde una probable candidatura aliancista de otras fuerzas.

Porque si bien es cierto que la elección interna de los morenos está cerca para renovar a la   dirigencia nacional y la local del partido, nadie en su sano juicio piensa que López Obrador dejará libre el camino para que “las sabandijas” se apoderen de él.

Y es que, si bien es prácticamente imposible que el tabasqueño pueda heredar a alguno de sus hijos la silla presidencial, no sería nada descabellado que entonces les dejara un partido en plenitud, con dinero y fuerte, para que ahí finquen su carrera política.

Por eso, si bien es cierto que El Peje se la volvió a aplicar a Monreal, habrá que ver hasta dónde llegan las consecuencias de ese nuevo desaire político.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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