Por Eduardo Santillán
La delegación Álvaro Obregón es la tercera en población más alta en la Ciudad de México, con 750 mil habitantes, y tiene un padrón que es clave en la disputa de la jefatura de gobierno. Además, cuenta con un presupuesto superior a 2 mil 800 millones de pesos, concentra buena parte del desarrollo inmobiliario de la ciudad y su problemática es la más compleja de la ciudad: minas, barrancas, movilidad e inseguridad…
Actualmente es una de las delegaciones en donde el PRD pretende concentrar todas sus baterías para evitar a toda costa que Morena no le quite la hegemonía, sin embargo las condiciones políticas son cada vez más difíciles para el PRD, pues simplemente los números no le dan.
Aquí algunos apuntes para la reflexión:
La delegación tiene un padrón electoral de casi 600 mil ciudadanos; en la elección intermedia el PRD obtuvo la jefatura delegacional con 50 mil votos, es decir menos del 10% del padrón electoral; en el constituyente obtuvo 63 mil contra 45 mil de Morena; la diferencia ha sido el nivel de participación que ha sido menor al 35%; para este 1 de julio se espera un nivel de participación del 70 por ciento, es decir por lo menos votarán 420 mil obregonenses, por lo que el partido que gane requiere una votación de entre 150 y 200 mil sufragios.
Andrés Manuel López Obrador ha tenido históricamente una votación de 200 mil; es decir, el PRD tendría triplicar su votación al menos, lo que a todas luces parece imposible.
Si partimos que el PAN pudiera tener de 35 mil votos, el frente en Álvaro Obregón apenas podría alcanzar los 100 mil votos. No traen candidato. En el esquema de un cacicazgo, Leonel Luna optó por un candidato a modo, un personaje sin ninguna personalidad ni trayectoria política, Amílcar Ganado, cuya única virtud es someterse absolutamente a las decisiones de Luna, al igual que la actual Jefa Delegacional María Antonieta.
Salvo sus propias bases, ese candidato no le dice nada a los obregonenses, si acaso que se trata de un prestanombres político. Leonel le sacó. El actual presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa al inicio de esta legislatura se ufanaba ante sus cercanos que aspiraba a ser Jefe de Gobierno, después intentó la candidatura al Senado y terminó como candidato “pluri” a la Cámara de Diputados, con un riesgo de no entrar, sabedor de su desgaste en la delegación y que sería un pésimo candidato de mayoría.
La alineación del PRD. Encabeza, como lo hemos dicho, un candidato gris a la alcaldía; le acompañan en la defensa Polimnia Romana, una mujer que se ha caracterizado por su pragmatismo político y su historia de traiciones, primero a Andrés Manuel López Obrador, de quien fue su “gacela”, y después a quien la rescató, Fernando Zárate.
En la media está Pablo del Olmo, un antiguo discípulo de René Arce, que dejó las filas del PRD para sumarse al PAN y tiene el rechazo del panismo tradicional de la delegación.
En la delantera presentan al Héctor Serrano, un junior fruto del acuerdo Luna-Serrano, que compite contra Valentina Batres, uno de los principales cuadros de Morena, y en la banca se encuentra Santiago Torreblanca, delfín del grupo de Jorge Romero y Santiago Taboada que al desconocer completamente la delegación está absolutamente en las manos de Luna.
A diferencia de hace tres años, Morena se presenta como un partido con un gran nivel de organización, cuenta con una estructura muy sólida.
Luna estuvo revisando, desde un centro de monitoreo, el evento de AMLO en Álvaro Obregón, y cuentan cómo su ira fue creciendo conforme se llenaba la explanada delegacional, hasta lograr una cifra de 10 mil personas; lo mismo ha sucedido con las giras de Claudia Sheinbaum, donde se han llevado plazas estratégicas para el PRD.
Luna ha tenido que hacer uso de una serie de instrumentos de guerra sucia en contra de los candidatos de Morena, desde volantes con injurias, amenazas a su círculo cercano y presión a los liderazgos políticos, hasta las amenazas y agresiones a las brigadas de Morena, y es que sus propias encuestas muestran a Morena por arriba de los 8 puntos en la delegación.
Al interior de la delegación hay un ambiente de psicosis; al saber de la enorme cantidad de irregularidades cometidas, están tratando de cubrir todos los faltantes, sobre todo en el área de administración y obras hay una gran inconformidad en contra de Luna, y es que comentan que el cacique ya tiene la protección que le otorga el fuero como diputado y que dejará a su suerte a todos los empleados y funcionarios y que no meterá las manos por nadie.
La clase media no votará por el frente, porqué hay una enorme molestia por la mala calidad de los servicios públicos, el crecimiento inmobiliario descontrolado y la percepción de corrupción en todas las áreas de la delegación. Morena tiene la oportunidad de acabar de tajo con un cacicazgo que le ha hecho mucho daño a la delegación, los ataques a Layda Sansores implementados desde la presidencia de la República no serán suficientes para revertir las tendencias, ha sido una campaña austera, de mucho trabajo territorial, en la delegación hay un gran ánimo de cambio que se reflejará en la elección.
