Por Eduardo Santillán
El próximo 17 de septiembre inicia una nueva etapa en la historia de la Ciudad de México, con la entrada en vigor de la Constitución se abre una nueva etapa constitucional, política e institucional de la Ciudad; inicia además el primer periodo de sesiones de la primera legislatura del Congreso y los retos que tiene por delante son enormes; en primera instancia deberá configurar el nuevo modelo institucional diseñado en la constitución, hacer realidad los diversos derechos plasmados en la constitución y diseñar la ciudad para los próximos 50 años.
La configuración política de congreso en donde morena, el PT y el PES son amplia mayoría permitirán la implementación de las políticas públicas de manera rápida y eficiente; pero asimismo deberá ser un ejemplo de un congreso plural e incluyente, es claro que no habrá revanchismo político, ni morena dará a la oposición el trato que recibió en la VII legislatura de la ALDF, la distribución de los espacios de dirección del congreso, así como de comisiones se hará de manera absolutamente proporcional a la representación de cada fuerza política al interior del congreso; el trato que se le dé a todos los diputados al congreso será exactamente el mismo. Nunca más las camarillas tendrán el control del congreso ni los acuerdos se tomarán a cambio de prebendas o incluso la compra de voluntades.
El congreso deberá ajustarse a una fuerte política de austeridad republicana, lo que implicará un ajuste presupuestal sin precedentes, una disminución de por lo menos mil millones de pesos y de hasta el 50 por ciento de su presupuesto actual que llega a casi 2, 600 millones de pesos; para ello será necesario desaparecer los seguros de gastos médicos mayores de los diputados y funcionarios, eliminar cualquier tipo de compensación adicional a los diputados, eliminar los gastos superfluos, disminuir sustancialmente los viajes al extranjero de los diputados, desaparecer las áreas administrativas superfluas e inútiles creadas en la VII legislatura; todo esto sin afectar los derechos de los trabajadores de base de la asamblea a quienes se les garantizarán sus prestaciones; tan solo ésta acción permitirá destinar los recursos suficientes para cubrir el déficit de pensiones universales a los adultos mayores en la Ciudad de México.
Será un congreso transparente, es decir el ciudadano tendrá la oportunidad de saber en todo momento las finanzas del congreso, su gasto; así como el desempeño de cada uno de los diputados a través de un sistema de evaluación legislativa, no habrá opacidad en los dictámenes. Una acción determinante será la eliminación de los llamados “etiquetados”, es decir aquellos recursos que los diputados pueden destinar de manera absolutamente discrecional y que se prestan a los llamados “moches”, una forma de corrupción legislativa donde el diputado pide un porcentaje de esos recursos públicos para asignarlos a tal o cual dependencia.
El congreso también será un ejemplo de rendición de cuentas, en primera instancia habrá de hacer una puntual revisión al ejercicio de los recursos públicos de la actual asamblea legislativa, deberá llevar a cabo un proceso de entrega-recepción de manera pulcra y llevar a cabo las auditorías y aclaraciones necesarias que permita transparentar el ejercicio de los recursos públicos; los procesos de licitación deberán ser absolutamente transparentes no pueden llevarse a cabo licitaciones o adjudicaciones con empresas fantasmas, contratarse estudios millonarios de “chocolate”, el parlamento abierto debe ser algo más que una simple frase, deberán aplicarse las mejores prácticas internacionales en la materia.
Un tema fundamental será la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo en la Ciudad, Morena tiene un claro mensaje de la ciudadanía de acompañar y apoyar a la Jefa de Gobierno para poder implementar las políticas públicas de manera eficiente, pero al mismo tiempo garantizar la autonomía como poder, no caeremos en la subordinación que tanto daño le hizo al PRD; habrá una estrecha colaboración con el gobierno, siempre en un marco de respeto y colaboración.
El congreso dejará de ser un instrumento para los grandes negocios millonarios de la ciudad, no más casos como la planta de termovalorozación, las fotomultas, cambios de usos de suelo a modo; no más designaciones en órganos autónomos a partir de los criterios de las cuotas o los cuates; la ciudad requiere órganos que sean verdaderamente contrapesos institucionales, deben ciudadanizarse los procesos de designación y que sean los perfiles, las trayectorias y la capacidad lo que determinen los nombramientos.
La asignación de los presupuestos a las alcaldías dejarán de tener un criterio partidista, no se castigará ni se privilegiará a una alcaldía dependiendo del partido que gobierne, cómo fue en la VII legislatura de la ALDF, será un criterio equitativo y con absoluta objetividad.
Un congreso es la representación del pueblo, ahí se diseña el futuro de la ciudad y es una extraordinaria oportunidad de reivindicar la política y que la ciudadanía se sienta orgullosa de sus diputados; en el Congreso de la Ciudad vamos a ser referentes nacionales e internacionales de políticas públicas de avanzada.
*Profesor de la UNAM y diputado electo al Congreso de la Ciudad.
