Por Eduardo Santillán
@santillanpe1
Después de la elección del primero de julio la configuración política del país y de la ciudad cambió radicalmente, la clara y contundente votación a favor de morena le permitió, junto con sus aliados la mayoría en el Congreso de la Unión, las legislaturas de los estados, la Ciudad de México, los gobiernos de los estados y la mayoría de los Municipios y alcaldías de la Ciudad.
El PRI, el PAN y el PRD, principalmente entraron en un proceso de descomposición interna que hace muy difícil su recuperación electoral y poder desempeñar un adecuado papel como oposiciones en esta nueva etapa política del país.
En las democracias el papel de las minorías y de la oposición es fundamental para el desarrollo democrático, tienen como función fundamental presentar una visión crítica de las acciones del gobierno en turno, presentar opciones de alternativas de políticas públicas, denunciar los abusos y excesos del partido gobernante; pero también generar consensos y acuerdos que le permitan, en congruencia con sus principios ideológicos sacar adelante reformas en el legislativo, a partir de ahí pueden generarse gobiernos de coalición o incluso los llamados “gabinetes” a la sombra, característicos de los regímenes parlamentarios, en donde la oposición designa a uno o varios legisladores a darle seguimiento personal a cada miembro del gobierno, para contrastar sus políticas.
Sin embargo, los principales partidos políticos (PRI, PAN y PRD) parecen más ocupados en resolver sus propias crisis internas, qué pensar en qué tipo de oposición piensan ser; hay un auténtico vacío de oposición en el escenario político; Morena por su parte ha desplegado una amplia acción política en prácticamente todo el país que la ha permitido marcar la agenda nacional y local, el propio gobierno federal parece replegarse para darle paso al presidente electo, quien ha logrado posicionarse prácticamente como un presidente en funciones y es que lo mismo recibe a representantes de las potencias mundiales, que anuncia la integración de su gabinete legal y ampliado, que anuncia políticas públicas o consultas sobre el aeropuerto, ante la mirada impávida de los partidos de oposición, que no atinan a articular un discurso medianamente congruente.
En el PAN la disputa interna es entre el grupo del excandidato Presidencial Ricardo Anaya y el grupo de gobernadores que lo hacen el principal responsable de la derrota, necesitan resolver su proceso interno para designar dirigencia y tratar de recuperar su identidad ideológica y conservar su voto duro, enfrente tienen ya la acción previsible de Margarita Zavala y su intento de formar un nuevo partido político, que de prosperar pulverizaría a la derecha; por su parte Andrés Manuel y Morena le han quitado la bandera histórica de la honestidad y el combate a la corrupción que era característica fundamental de la ideología panista.
En el PRI la situación no está mejor, el gobierno de Enrique Peña termina con un enorme rechazo ciudadano y sobre todo con un estigma de abusos y corrupción que será muy difícil de modificar en su electorado; el debate real sobre la reestructuración se dará hasta después del 1 de diciembre, sin que el Presidente Peña sea factor que incida en el proceso; ahí se habla de una refundación (otra vez) e incluso de cambiarle el nombre al partido; lo que se antoja verdaderamente difícil es que pueda existir un discurso de contraste con el gobierno de Morena, lo previsible es que pueda darse una serie de acuerdos con el gobierno de AMLO desde el Congreso y los gobiernos de los estados.
En el PRD la situación es verdaderamente crítica, es el único de los 3 partidos que puede perder el registro en la próxima elección, fue un error nombrar a Mancera coordinador en el Senado, al no tener posibilidad de interlocución real con el gobierno; es el único partido que no ha planteado la renovación de su dirigencia, después de la estrepitosa derrota encabezada por Manuel Granados; lo previsible es que pierda el registro porque su electorado es el mismo nicho que el de Morena, será casi nula su interlocución en el Congreso y prácticamente no gobernará en ningún lugar.
Morena además está mandando a varios de sus mejores cuadros en la conducción de las cámaras; la dupla entre Ricardo Monreal y Martí Batres, será una oportunidad de fortalecer la política internacional; en la Cámara de Diputadoss Mario Delgado tendrá un papel determinante en el diseño de la política económica y en la Ciudad de México Ernestina Godoy y Morena construiremos el nuevo andamiaje jurídico de la Ciudad.
*Vicecoordinador de Morena en el Congreso de la Ciudad de México.
