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Investigación

La tragedia de Iztapalapa

Todos lucran con la paradoja del agua en Iztapalapa. Los que más raja sacan son los políticos.

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Por Alejandra Martínez

Desde el boom demográfico de la década de 1970, Iztapalapa vive una tragedia de la cual parece no poder escapar. No se trata de la anarquía urbana, ni la densidad de población; tampoco, ser la delegación que tiene la peor fama de la ciudad. No. La gran tragedia de Iztapalapa es el agua.

Cada año, esta tragedia se escenifica en los meses de estiaje, la delegación se queda sin agua, completamente seca, y luego, con las lluvias, llegan las inundaciones. ¡De un extremo al otro! Justo la semana pasada atestiguamos el cambio de caras de la moneda: hacia el jueves o viernes, el 60 por ciento de la población estaba sin gota del líquido, y unas horas después, grandes torrentes provocaban problemas graves en 28 de los puntos de riesgo que las autoridades tienen ya perfectamente ubicados.

Se trata de una tragedia de doble cara que en las redes sociales se ve reflejada en forma de “memes” y todo tipo de chistes, pero que cuando llega al terreno político se convierte en un arma muy eficaz, porque cuando un grupo se encuentra en la oposición o no forma parte del gobierno, esta paradoja le da todo para acusar negligencia, generar enojo, cerrar calles, bloquear avenidas y provocar que la población llegue a enardecerse.

Todos lucran con la paradoja del agua en Iztapalapa. Cuando hace falta, los piperos particulares llegan a cobrar hasta dos mil pesos por un envío; y los piperos de servicio público cobran “propinas” a discreción, aprovechando que la gente literalmente está dispuesta a agarrarse a golpes por un poco de agua.

Los que más raja sacan son los políticos. Basta observar las redes sociales, en donde abundan los discursos, frases y recorridos de quienes aunque ya fueron gobernantes o son diputados y conocen bien el problema, no tienen empacho en manipular la información en aras de generar simpatía y, claro, ganar votos.

Pero de entre todos esos que se fortalecen con el enojo de la gente, ninguno ofrece una solución real, viable. Nadie hasta el momento ha dicho cómo lograr que se instale drenaje y llegue agua por la llave a la Sierra de Santa Catarina.

¡Cómo le harán para que no falte en Santa Martha, en Desarrollo Urbano Quetzalcóalt o en Santa María Aztahuacán?

La inversión que se pueda hacer no basta, porque para abastecer a toda la delegación sólo se cuenta con tres grandes tanques: La Caldera, Xaltepec y Cerro de la Estrella, y éstos nunca o casi nunca tienen agua, y si la tienen, ésta no cuenta con la presión suficiente para llegar a todas las zonas de la delegación.

Si a ello se le suma que ninguno de los 78 pozos que tiene la delegación está al 100 por ciento, y que por todo el territorio hay fugas de diversos tamaños, entonces podrá entenderse que la única esperanza para los iztapalapenses es que el agua literalmente les caiga del cielo, con el riesgo de que éste sea demasiado benevolente y lleguen las inundaciones.

Ese es el otro lado de la tragedia, que en cierta medida podría evitarse. Pero para hacerlo se requerirían, de inicio, tres cosas: primero, sustituir el drenaje, lo cual sí está en manos de las autoridades; segundo, que las lluvias caigan en cantidades manejables, lo que no depende de ningún gobierno y, tercero, que no se tire basura en las calles, lo cual, finalmente, depende sólo de la gente y sus hábitos.

La tragedia se escenifica año tras año, condenando a Iztapalapa a ser la mayor generadora de votos, porque la gente desinformada mantiene la esperanza de que el agua llegará a sus casas milagrosamente y está dispuesta a dar su voto a aquel que, a fuerza de promesas, sea más hábil para mantener vivo ese sueño.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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