Ahora que se sabe que Ricardo Monreal fue el artífice de la declinación del PT en favor de Morena en el Estado de México, todo el mundo se pregunta si eso le valdrá al delegado la bendición de Andrés Manuel López Obrador para buscar el Gobierno de la Ciudad de México en 2018.
El zacatecano se ha encargado de que todo el mundo sepa que la declinación petista de Óscar González en favor de Delfina Gómez fue gracias a él, y eso define su suerte para el año entrante.
Primero, porque apuesta a que López Obrador se lo agradezca e incline el dedo hacia él en la capital. O El Peje ya le dijo que sí o se trata de una medida desesperada para tratar de convencerlo al final.
Porque Monreal seguramente está consciente de que esta jugada le cierra las puertas con el PRD y con Miguel Ángel Mancera, con quienes buscó acercamiento, pues el haber dado color lo deja fuera de cualquier opción.
La única manera de que fuera considerado por los amarillos es si, a final de cuentas, los morenos van en alianza con PT, Movimiento Ciudadano y con el sol azteca, en cuyo caso tendría que ser considerado el bueno.
Quienes conocen al zacatecano saben que podrá ser todo lo que quieran, menos tonto, por lo que algo olfateó en el ambiente que lo hizo dar color en estos momentos decisivos, lo cual, por supuesto, no lo exime de riesgos.
Porque si el pleito con el PRD y con el Gobierno de la Ciudad de México es real, hay que esperar alguna reacción en la delegación Cuauhtémoc, que es donde gobierna y de donde quiere salir en hombros dentro de un par de meses.
La jugada es de alto riesgo y si Monreal decidió jugarla así es porque ya vio que en el sol azteca no hay manera, y que su camino debe ser con los morenos. Pero necesita convencer a López Obrador de que él es el bueno y no Claudia Sheinbaum.
Por supuesto que esta acción no ha pasado desapercibida al interior de los morenos de la Ciudad de México, que ven con recelo el giro que está dando el proceso electoral del 4 de junio en el Estado de México, y de la repercusión que podría tener en la capital.
Porque hay que ver si Andrés Manuel agradece a Monreal haberle acercado un partido como el PT, que es ejemplo de oportunismo y que genera recelo. No basta que lo acerque; tiene que influir en el resultado del Edomex y por eso el zacatecano ya se metió a operar.
Es difícil, porque al PT ya nadie les compra —salvo los izquierdosos del siglo pasado— la fraseología maoísta con la que justifican sus jugadas.
Los petistas hacen alianza con el mejor postor, con quienes creen que les permitirán mantener el negocio de Alberto Anaya, apodado Beto Canalla.
Elección tras elección, ese partido ha venido disminuyendo su votación, al grado de que en 2015 estuvo en coma durante meses, hasta que el PRI y el PRD le dieron respiración de boca a boca; ahora los traiciona.
El año pasado hicieron el ridículo en la Ciudad de México y hasta un independiente obtuvo más votos que ellos. El PT busca hacer su agosto con cada elección y hoy, a pesar de los regalitos de Mancera y el PRD, hicieron cuentas y prefirieron jugar con Morena.
CENTAVITOS… Un nuevo reto se le presenta a Víctor Hugo Lobo en Gustavo A. Madero, donde, un tantito que los vecinos se incomodaron por la construcción de la Línea 7 del Metrobús y otro poco que los morenos quieren moverle el tapete, se está gestando cierta inconformidad. Lobo ha demostrado muy buena mano izquierda en conflictos complicados, así que es hora de que la vuelva a utilizar.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/05/29/1166272
