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Investigación

Las POLIS / Corrupción en la CDMX

No existe claridad en cómo se otorgan las factibilidades en materia vial o de agua para los grandes desarrollos inmobiliarios; normalmente no tienen sustento y se otorgan con una facilidad increíble.

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Por Eduardo Santillán

La corrupción es, sin lugar a dudas, el principal cáncer de la ciudad; representa pérdidas millonarias. En los últimos años se ha salido absolutamente de control y será el mayor reto a vencer para el próximo gobierno.

La corrupción no es un tema cultural, como quiso explicar en algún momento Peña Nieto, no forma parte de la idiosincrasia de un pueblo, es un entramado institucional y de organización que ha rebasado a las instituciones.

El gobierno de Miguel Ángel Mancera tuvo la oportunidad de generar un cambio sustancial en la materia, sin embargo terminó sometido a los intereses fácticos.

En el caso de la Ciudad de México, los principales focos rojos son: desarrollo inmobiliario y violaciones de uso de suelo. Construir en la Ciudad de México se ha convertido en un enorme reto por la gran complejidad legal y el margen de discrecionalidad que tienen las autoridades para suspender, clausurar o tolerar una construcción. El sólo hecho de que no exista una ley de construcciones en la ciudad genera que el jefe de gobierno tenga una amplia discrecionalidad en la materia; el reglamento de construcciones es un instrumento de enorme poder, se abusa de las figuras como la transferencia de potencialidades o las normas especiales para permitir toda una serie de construcciones que violan completamente los usos de suelo, determinados en los programas delegacionales o en los planes parciales.

De igual manera, no existe claridad en cómo se otorgan las factibilidades en materia vial o de agua para los grandes desarrollos inmobiliarios; normalmente no tienen sustento y se otorgan con una facilidad increíble.

El tema no queda ahí, existe una verdadera red de corrupción en las distintas dependencias de la ciudad, principalmente el Registro Público de la Propiedad y el Comercio, el archivo de notarías, la Tesorería, el Sistema de aguas y, obviamente, las delegaciones que permiten la falsificación de documentos, la sustitución de folios, el otorgamiento indebido de certificados de derechos adquiridos.

La corrupción en las delegaciones se da desde el trámite de alineación y número oficial, y llega hasta el oficio de terminación y ocupación; hoy entre los desarrolladores inmobiliarios hay una enorme molestia porque no solamente les exigen pago de cuotas en dinero, ahora han utilizado la modalidad de condicionar la autorización de desarrollos inmobiliarios a la entrega de 1 a 3 departamentos. Existe una gran cantidad de obras ilegales en la ciudad, solapadas desde el gobierno.

El INVEA. Desde su origen, tuvo la misión de ser un mecanismo que erradicara la corrupción en las verificaciones administrativas, sin embargo las delegaciones conservan el control de la solicitud de verificaciones de obras y establecimientos mercantiles, es decir depende del delegado decidir a qué obras o establecimientos mercantiles verificar, lo que le da un control absoluto del tema.

Por si lo anterior fuera poco, conservan la facultad intacta en materia de calificación administrativa, lo que es un absurdo, incluso mientras puede haber un proceso de selección de los verificadores existe absoluta discrecionalidad de las delegaciones para nombrar a los encargados de la calificación. Además, el propio INVEA terminó subordinado a los intereses del Jefe de Gobierno y dejó de actuar con autonomía.

Establecimientos mercantiles. Existe un verdadero terrorismo institucional en contra de los establecimientos mercantiles y sigue siendo una queja permanente las cuotas y entres.

Adquisiciones. En la Ciudad y en las delegaciones ha proliferado la creación de empresas fantasmas que surgen de la noche a la mañana, a quienes se les otorgan contratos millonarios; se ha abusado de la figura de la adjudicación directa o de las invitaciones restringidas, para beneficiar a unos cuantos pseudo empresarios ligados a los líderes políticos, ni hablar de los sobreprecios o las compras de productos de mala calidad, lámparas que sirven sólo 15 días, alarmas vecinales que duran un mes.

En esta época electoral ha surgido la figura del “cover”, que no es otra cosa que el pago de 1 a 5 millones de pesos solamente para ser considerado en el catálogo de proveedores, pero sin ningún compromiso de adjudicación.

La propia Asamblea Legislativa es una clara muestra de los abusos, sus procesos de licitación, adjudicaciones e invitaciones restringidas despiertan muchas sospechas, que en algún momento deberán de aclararse.

Por eso existe tanta preocupación de una alternancia en la ciudad, y la llegada de Morena a la Ciudad de México debe ser una gran oportunidad para dejar atrás la visión de negocio de la ciudad y generar políticas públicas que sean ejemplo en el país.

La frase: “Reyes o gobernantes no son los que llevan cetro, sino los que saben mandar”. Sócrates.

*Catedrático de la UNAM.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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