Quizá sea por la edad o a lo mejor por la conchudez de dejar que Andrés Manuel López Obrador haga la campaña por ella, Layda Sansores, aspirante de Morena a la alcaldía de Álvaro Obregón, sigue tirada en la hamaca esperando a que llegue el 1 de julio.
Quien fuera la única candidata en la CDMX que no tuvo que someterse a encuesta patito alguna —de esas que hizo su partido— la campechana se apoya en su sobrina, como la estratega, y en los consejos de su marido, un veterano priista.
Por supuesto, también escucha el exdirector de la Policía de Oaxaca en las épocas de Gabino Cué, Alberto Estévez, que si bien sabe mucho de espionaje, en materia electoral está más verde que un nopal.
La campechana no sale a las calles y sólo se deja ver cuando Andrés Manuel va al territorio; lo acompaña en el templete para la foto, pero no más.
Al interior de su equipo hay una gran desesperación porque no le pone la menor atención a la estrategia de promoción y cuidado de los votos. Como sólo le apuesta a que la popularidad de El Peje la lleve a buen puerto.
Como no conoce el terreno, ignora que el PRD tiene una amplia estructura territorial a la que, si se le suman los votos de las zonas panistas de la delegación —que, difícilmente votarán por Morena— el resultado puede ser desastroso.
Y no sólo para su candidatura a la alcaldía, sino para las diputaciones en juego y para los votos que, en teoría, le tendría que sumar a Claudia Sheinbaum, pues se trata de la segunda demarcación en importancia después de Iztapalapa y GAM.
Ni qué decir de los votos que Álvaro Obregón tendría que aportar para la campaña presidencial de Andrés Manuel, quien, si bien las encuestas le dan una cómoda ventaja, no se puede dar el lujo de dejar apoyos regados por el camino.
Del lado de los perredistas ya no se aprecian caras largas como en un principio, cuando vieron en la hija de Carlos El Negro Sansores, exlíder nacional del PRI, una seria amenaza; hoy no les preocupa tanto.
Además de que llevaba muchos años sin poner un pie en la delegación, Laydadecidió echarse a la hamaca contraviniendo la indicación de López Obrador de echarle el resto. En lugar de ello, la de Campeche camina a medio gas y quizá lo más relevante que ha hecho es haber bailado cumbia disfrazada de payasita, según se le puede ver en un video que circula en redes sociales.
La candidata no se asolea, no recorre las calles y el resultado es que en muchas colonias ni siquiera han oído hablar de ella. No hay pintas de bardas ni lonas y los jóvenes no la ubican. Prefiere cuidarse y esperar que la ola pejista la arrastre, porque ella, toda una senadora, no está para andarse asoleando como los demás.
Por esta razón, el perredista Amílcar Ganado, su rival para la alcaldía, camina esperanzado en que la maquinaria electoral aceitada desde hace años por su jefe, el diputado Leonel Luna, lo pueda llevar a retener la delegación otra vez.
Otros afectados por el panorama son los candidatos a diputados de Morena en la zona, cuadros experredistas que están haciendo su luchita solos.
CENTAVITOS… No hay plazo que no se cumpla y este día Miguel Ángel Manceraconocerá su futuro político, pues el TEPJF decide si valida o no su candidatura para senador del PAN por Chiapas. Aunque hay confianza en su equipo de que la va a obtener, nadie quiere pensar qué pasaría si se la negaran, porque estaría indefenso ante los embates de todos los enemigos que hizo desde el Gobierno de la CDMX y que pudieran regresar con ganas de venganza.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/layda-se-tira-a-la-hamaca/1243426
