Luego de que el diputado perredista Iván Texta leyera ante el pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal las múltiples propiedades inmobiliarias de la diputada María Eugenia Lozano Torres, en la tribuna se escuchó: “parece que Morena ya tiene a su Barrales”.
Y es que el legislador desnudó a su colega de Morena ante el contralor general de la CDMX, Eduardo Rovelo, quien sin querer fue testigo del intercambio de metralla que durante su comparecencia se dio entre perredistas y experredistas en Donceles.
La comparecencia iba en santa calma hasta que tocó el turno a la Morena Lozano Torres, quien fuera esposa de Octavio Oropeza, uno de los hombres más cercanos a Andrés Manuel López Obrador en el Gobierno del DF, donde fue su oficial mayor.
La legisladora dijo a Rovelo que ella no estaba ahí para aplaudirle y le exigió ir al fondo con el tema de las millonarias propiedades de Alejandra Barrales, que salieron a la luz en días recientes y que se dieron —dijo— cuando era secretaria de Educación en la capital.
“En Morena estamos convencidos que cuando se gobierna aplicando los principios de no robar, no mentir y no traicionar, ganamos todos… Estamos contra quienes amasan fortunas de la noche a la mañana, apoyados en la ilegalidad, el influyentismo y a la sombra del poder público.
“Luchamos contra la riqueza mal habida de la corrupción que ha dado al traste con todo y es la causa principal de la desigualdad social y económica”.
La diputada morena hablaba duro en contra de Barrales, sin saber que sus palabras se le iban a revertir y que al final acabaría contra la cuerdas y con el discurso pejista de la honestidad hecho talco.
Cuando le tocó el turno al PRD, el diputado Texta sacó de entre sus ropas un listado, que le había pasado su colega Mauricio Toledo, de propiedades en Tabasco y el DF de Lozano Torres y Oropeza, quien en su época de funcionario pejista pasaba las tardes en el Sport City del Hilton.
El listado presentado por el perredista parecía interminable e incluía miles de metros cuadrados de terrenos en esa entidad y, al menos, dos casas habitación en fraccionamientos del edén y la CDMX, muchos de ellos comprados en su época de funcionario público.
La lista incluye folios del Registro Público y fechas de adquisición que, según el PRD, no coinciden con los ingresos declarados por la pareja, aunque muchos de ellos están sólo a nombre de la diputada.
Al querer intentar una defensa de su compañera, la diputada Beatriz Rojas sólo acertó en decir que no era el lugar ni el momento para esas denuncias, que calificó de “calumnias”, y anunció que levantará una denuncia penal en contra del diputado Texta.
Y eso va a estar bien interesante, porque las denuncias se basan en papelería oficial y notariada, y obligará tanto a la diputada Lozano Torres como al exoficial mayor Oropeza a transparentar de dónde salió tanto dinero para convertirse en terratenientes.
Hay que recordar que en esa época, la Contralora del GDF era Bertha Luján, quien ya fue derrotada en Coyoacán en 2015, y que quizá Toledo tenga guardado algo más para quien fungió como tapadera de El Peje a principios de este siglo.
CENTAVITOS… El tiroteo de perredistas y morenos opacó un poco la comparecencia que horas antes había hecho la titular de la CDHDF, Perla Gómez, quien, como siempre, dictó cátedra y navegó por aguas muy tranquilas.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/03/29/1154664
