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Capital Político

Los bebesaurios del PRD, tras el partido

Los amarillos mostraron músculo, no sirvió para que la gente común volteara a verlos.

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Cierto que para nada son rostros nuevos o desconocidos; es más, algunos ni siquiera son queridos, pero por primera vez en la historia, el PRD dio muestras de que se puede mover sin un líder visible al frente.

El lleno del Zócalo del 9 de abril, en el que los amarillos mostraron músculo, no sirvió para que la gente común volteara a verlos o se emocionara con un partido de izquierda que aún conserva la capacidad de movilización; sirvió para la motivación y el orgullo interno.

Quizá era el mensaje que la militancia perredista esperaba de sus líderes para que les dijeran que todavía no están muertos y que pueden dar la pelea, porque pasó algo que jamás había ocurrido en el sol azteca: llenaron la plaza sin necesidad de un “líder moral”.

Esta vez no hubo ni un Cuauhtémoc CárdenasAndrés Manuel López Obrador e incluso Miguel Ángel Mancera que llamara a llenar El Zócalo. Ahora lo hicieron solamente los líderes locales de las tribus, con lo que ello signifique.

Aunque, en un acto de cortesía, invitaron a su dirigente nacional, Alejandra Barrales, a dirigir un mensaje a las masas —porque le urgía un poco de calorcito ante su brusco desplome—, fue netamente un acto de la CDMX.

Y les salió tan bien que quizá el propio Mancera se haya arrepentido de no haber asistido a encabezar a los perredistas en la máxima plaza pública del país. A lo mejor dudó de que los amarillos conservaran la capacidad de movilización y prefirió no ir.

De lo que se perdió el jefe de Gobierno, ya que en una de ésas hasta hubiera sido destapado por las masas amarillas como su candidato presidencial para 2018.

Algunos incluso piensan que ése fue el verdadero enojo del gobernante con los integrantes de su gabinete que estuvieron en presídium y que fueron vitoreados por la masas de acarreados que llevaron los caciques del PRD local.

Otra señal que dejó ver un cambio de paradigma en el manejo amarillo fue ver a los dirigentes locales decidir quién tomaba el micrófono y en qué orden lo hacían, dependiendo la fuerza de cada grupo.

Entre la ola de nuevos (aunque viejos) rostros que quieren mover al PRD para sacarlo del marasmo, destacan Víctor Hugo LoboLeonel LunaCarlos EstradaJulio César El Nenuco Moreno y hasta Mauricio Toledo.

Dentro de lo que cabe, al PRD le salió bien el evento hacia el interior de sus filas y nadie extrañó a Cárdenas, a El Peje, a Mancera y mucho menos a Marcelo Ebrard, lo cual debe preocupará a más de uno. Es más, hasta Jesús Ortega, El Chucho mayor, fue enviado a la última fila del presídium, por lo que pocos repararon en su presencia.

Parece que Mancera dejó ir una buena oportunidad de placearse.

CENTAVITOS… Buen tirito de Semana Santa se aventaron la diputada priista Cynthia López Castro y el titular de Movilidad, Héctor Serrano, por la operación de parquímetros en La Condesa en los días de asueto. La legisladora reclamó a la Semovi que se estuviera infraccionando a quienes se estacionaron en calles de esa colonia, cuando la ley dice que el programa no aplica en días festivos. Como respuesta, la dependencia le contestó vía Twitter que la Ley Federal de Trabajo no señala jueves y viernes santos como días de descanso oficial.

Cuando parecía que la legisladora había sufrido un nocaut, se levantó de la lona y preguntó que si no eran días oficiales de descanso, por qué la dependencia anunció el cierre de sus módulos de atención esos días y no trabajó. Ahí ya no hubo respuesta.

http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/04/17/1158063

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