Ahora que todo es alegría y esperanza para muchos por el aplastante triunfo de Andrés Manuel López Obrador en todo el país, pocos le ponen algún pero a los cambios que empieza a proponer para lo que será su próximo gobierno.
En plena luna de miel, todo suena excelente, pero habría que hacer un alto en algunos aspectos, para que luego nadie diga que a Chuchita la bolsearon.
En medio de la borrachera democrática que le dio una legitimidad nunca antes vista a López Obrador, la gente empieza a perder de vista puntos a los que habría que ponerles un asterisco, por riesgosos.
Por ejemplo, el hecho de que El Peje esté proyectando la designación de coordinadores de su gobierno en cada entidad del país debe prender las alertas no sólo a los gobernadores, que ni siquiera chistaron cuando les avisaron, sino a los mexicanos en general. Ese sistema de representantes del gobierno federal en cada entidad fue puesto en práctica nada menos que durante el porfiriato, donde el general tenía enviados en todo el país, a fin de controlar absolutamente todo el territorio nacional.
Es más, la historia cuenta que en los eventos oficiales presentaban primero al representante presidencial y después al gobernador en turno, algo que, a todas luces, se puede repetir en el próximo sexenio.
Para nadie es un secreto que el delegado federal en turno sería, en automático, el próximo candidato a gobernador, con un poder casi absoluto, pues durante seis años tendrá el control de los programas sociales y de los fondos federales.
Es obvio que todo el mundo querrá hablar con el de los dineros y que el poder de los gobernadores vendrá a menos, lo cual debe alertar a aquellos defensores del federalismo, que se vería mermado con acciones como ésas.
Incluso, de concretarse la decisión, en automático podría llover una serie de impugnaciones ante la Suprema Corte, pues se estaría violando el pacto federal. Antes se tendría que modificar la Constitución General de la República. Además, suena muy raro que haya un coordinador estatal plenipotenciario, ya que no podría atender los diferentes problemas, como los temas del ISSSTE, IMSS, Caminos y Puentes, CFE, Hacienda y un largo etcétera.
Tendrán que haber varias ventanillas con representantes de todas las dependencias, que estarían bajo la tutela del coordinador presidencial en turno. Nada más habría que recordar que ese control que ejerció Porfirio Díaz terminó a principios de siglo con la última revolución armada en México, que vino a restaurar el federalismo perdido durante la llamada dictadura porfirista.
Así que está muy bien que los mexicanos le den todo el apoyo a López Obradorpor la tremenda legitimidad que consiguió a través de los votos, pero hay que abrir ojos y oídos a lo que pretende hacer con el país. No es que la gente desconfíe, pero no estaría de más estar alerta, por si las moscas.
CENTAVITOS… Por cierto, aunque muchos apoyan la descentralización de las secretarías de Estado, otros dicen que, si no se plancha bien el asunto, se desencadenaría una ola de denuncias y amparos administrativos en contra de despidos, cambios de residencia y demás medidas que se requerirían para mudar las sedes de las dependencias federales hacia el interior del país… Donde aseguran que pronto cambiará la repartición del pastel es en las Cámaras y que, por una presunta sobrerrepresentación de Morena en el Congreso de la Unión, algunos candidatos que habían quedado fuera podrán tener una curul. Uno de los casos emblemáticos es el de Leonel Luna, que tiene altísimas probabilidades de llegar a San Lázaro en el repechaje.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/los-coordinadores-del-porfiriato/1252986
