Tras el anuncio de que el PRD buscará crear un Frente Amplio Democrático para pelear la Presidencia de la República en 2018, varios dirigentes de Morena empezaron a externar su preocupación.
Aunque la mayoría tenía claro que el sol azteca buscaría concretar una alianza con el PAN, dudaban que se pudiera dar. Sus cálculos eran que luego de la elección en el Estado de México los amarillos quedarían pulverizados.
Y si bien es cierto que perdieron, e incluso se fueron al tercer lugar, los perredistas tuvieron un importante repunte en el ánimo público y demostraron que pueden ser bisagra, por lo que piensan que les alcanzará para cerrar un buen acuerdo con la oposición.
Ahora la estrategia morena será tratar de dinamitar la concreción de este Frente, utilizando a gente ligada a Andrés Manuel López Obrador que permanece incrustada en el partido, además del rechazo natural de algunos líderes radicales que, por cierto, son marginales.
Este asunto luce muy complicado para los pejistas, pues la intención del PRD para aliarse con el PAN no solamente se anunció, sino que se giraron las respectivas invitaciones a los partidos interesados, y todas las tribus salieron en la foto con Alejandra Barrales.
Por mucho que hayan salido a oponerse René Bejarano y Dolores Padierna, por ejemplo, es claro que no lograrán frenar la intentona y, lo peor, que la expectativa de una fuerza aliancista frenaría de golpe el intento de desfondar a los amarillos.
Pero hay más, si los morenos le temen a una alianza nacional, otra preocupación que no es nada menor sería que el mismo esquema se pudiera concretar para la CDMX, y después de julio del año entrante terminen con las manos vacías.
Quienes saben leer las encuestas no sólo ven de forma simplista que los números favorecen en la actualidad a Morena, así sea por poco margen. No, si se fijan en las letras chiquitas, la gran mayoría aún no decide por quién votar.
Los triunfos que ha tenido el partido de López Obrador en la capital han sido por el arrastre del tabasqueño, por supuesto, pero también por el hartazgo de la gente en contra de sus administraciones delegacionales y del gobierno local.
En 2015 se dio un voto de castigo contra el PRD y la administración de Miguel Ángel Mancera, y muchos se fueron por Morena porque no vieron ninguna otra opción ganadora que los ayudara a expresar su frustración.
Pero la creación de un Frente Amplio, donde participen varias fuerzas políticas en un programa de gobierno conjunto, puede reactivar el interés de la participación ciudadana en una opción que no habían experimentado.
Y eso tiene más que preocupados a los dirigentes morenos, que ven cómo los nubarrones se van formando en su cielo capitalino, antes limpio y despejado.
CENTAVITOS… Por cierto, dicen al interior de Morena que quien en verdad se creyó que va a ser el candidato en la CDMX es Martí Batres, quien en lugar de fungir como facilitador desde la presidencia de ese partido en la capital, busca sacarle ventajas al puesto organizando cenas con empresarios y líderes en lujosos hoteles de Polanco, para exponer su “plan de gobierno”. A la militancia le inquieta el tema, sobre todo, con el anuncio del Frente Amplio, pues el activismo de Martí sólo abona a ahondar más la división interna del partido —que de por sí ya es fuerte—, lo que dificultaría la operación electoral para el año entrante.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/06/28/1172368
