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Capital Político

Los morenos y sus huesos

Como nunca antes en la historia política moderna, el país está en calma chicha.

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“Perro con hueso en la boca ni muerde ni ladra”, fue una frase acuñada hace más de cien años por el expresidente Porfirio Díaz, que bien puede aplicarse a la actualidad de la política, donde todos los morenos permanecen calladitos y moviendo la cola.

Como nunca antes en la historia política moderna, el país está en calma chicha, y eso que lo que se jugó en las pasadas elecciones no fue poca cosa: se trató del poder absoluto, nada menos y nada más.

Excepto en Puebla, donde el experredista Miguel Barbosa hizo berrinche marca diablo y mostró su lado de porro —que no de perro— porque le ganaron la gubernatura, en el resto del país no se oyó ni un maullido del tigre que, supuestamente, se iba a soltar si perdía Morena.

La razón es muy simple: todos los morenos, auténticos o advenedizos, tendrán huesos hasta para aventar hacia arriba, sin importar el pasado negro que acarreen. Todos están redimidos y ya afilan los dientes para lo que viene.

Sin importar que les toque pierna, pechuga, rabadilla o pescuezo, algo les arrojarán porque el pastel es muy grande.

Pero esa aplanadora llamada Andrés Manuel López Obrador, que les facilitó el triunfo y les garantizará el hueso, no permitirá identificar a los nuevos liderazgos del partido, pues no se puede saber hasta dónde fue por operación territorial o hasta dónde por el carisma del líder.

Porque personajes como Alfredo El Camarón Hernández, por ejemplo, salieron de inmediato a celebrar el triunfo en Iztapalapa y a acreditárselo en parte al MESI —tribu que fundó en el PRD—, aunque en realidad no se sabe si pesó y qué tanto.

Aunque no fue el único; lo mismo pasó con los operadores en otras delegaciones de la CDMX, cuya efectividad no pudo ser medida objetivamente, ya que, para muchos, el triunfo estaba asegurado con la figura de El Peje.

Esto, que pareciera una nimiedad, es importante porque no permitirá ver con claridad el surgimiento de nuevos liderazgos o el peso de viejos caciques, como René Bejarano, por ejemplo, que apoyó a los pejistas en los territorios.

¿Qué tan importante fue su participación para que se lograra el aplastante triunfo?

¿Qué hubiera pasado si no participan e incluso si hubieran seguido en el PRD?

La mayoría apuesta a que el resultado habría sido el mismo con o sin operadores, por lo que nadie se puede agenciar el triunfo de Morena; el resultado final demostró que los votantes fueron a las urnas por su propia voluntad, sin necesidad de ser acarreados.

Sus ganas de castigar a los malos gobiernos y sus esperanzas de que un viejo líder como El Peje los lleve al paraíso fueron más fuertes que los llamados de los mapaches a que sufragaran por otros partidos.

Resultado de esto es la calma chicha, en parte porque los morenos no se quedarán a pie; la otra cosa es que los opositores ahorita no pueden decir nada porque serían mal vistos, como loquitos y ardidos.

CENTAVITOS… Aunque sin mucho ruido, la lucha por los despojos del PRD ya empezó y los liderazgos que quedaron en pie ya hablan de una profunda refundación del partido. Será muy interesante esa lucha, que seguramente será entre jóvenes y viejos, pues nadie se quiere quedar fuera de lo que dejó el naufragio del partido en las pasadas elecciones. La discusión tiene su importancia para que los perredistas no se conviertan en satélites de algún partido o reciban el trato de “chiquillada” que se ganaron a pulso.

http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/los-morenos-y-sus-huesos/1251298

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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