Aún mueve la patita en el Gobierno de la CDMX, pero ya hay varios que zopilotean a Miguel Ángel Mancera, quien anunció que tan luego presente su Quinto Informe de labores, en septiembre, pedirá licencia al cargo para iniciar su campaña presidencial.
Por ley, el jefe de Gobierno que busca postularse para la Presidencia de la República tiene que renunciar antes de noviembre, que inicia oficialmente el año electoral.
Y aquí es donde viene lo bueno, pues, como parte de su estrategia, Mancera tendrá que definir a quién va a dejar no sólo para cerrar su administración, sino para manejar los millonarios recursos económicos y administrativos rumbo a la sucesión en la capital.
De su grupo cercano se vislumbran dos posibilidades: la primera, que José Ramón Amieva Gálvez, secretario de Desarrollo Social, sea quien tome el mando, aunque algunos temen que pudiera enloquecer con el poder y entregarse a su exjefe Alejandro Encinas.
La otra posibilidad de un cercano es que sea Manuel Granados Covarrubias, actual consejero jurídico y exlíder de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, que es de todas sus confianzas, pero ello significaría bajarlo de la contienda por la sucesión en la CDMX.
Los enterados dicen que la secretaria de Gobierno, Patricia Mercado, se irá junto con su jefe, pues será la encargada de coordinar la campaña de Mancera en el norte del país, de donde es originaria, por lo que esa posición también quedaría acéfala.
Ante este panorama, ya algunos empiezan a manejar una jugada que, hasta hace algunas semanas, parecía completamente inviable, que Alejandra Barrales llegue al relevo o, cuando menos, se vaya a la Secretaría de Gobierno… e incluso a Desarrollo Social.
A la presidenta nacional del PRD le quedan un par de meses en el cargo y si el jefe de Gobierno quiere rescatarla, tendrá que regresarla a la administración capitalina, pero ya no a Educación, donde opera Mauricio Rodríguez, uno de sus colaboradores de confianza.
Claro que esto significaría también bajarla oficialmente de la contienda por la sucesión, toda vez que, luego de que se ventilaran sus millonarias propiedades, sobre todo el lujoso departamento en Miami, sus aspiraciones quedarán prácticamente canceladas.
Pero, sin importar quién sea el jefe de Gobierno sustituto, habrá un reacomodo en el gabinete, pues junto con Mancera se irán, además de Mercado, Héctor Serrano y los que aspiren a la sucesión como Armando Ahued, Salomón Chertorivski y el propio Granados.
En cualquiera de los casos, el único que no se moverá —pase lo que pase— es Julio César Serna, coordinador del Gabinete, quien se quedará a cuidar los intereses de su jefe y también a vigilar que el proceso sucesorio en la CDMX marche sin ningún problema.
Así que si alguien ve que aumenta el nerviosismo en el gabinete mancerista, ya sabe por qué.
CENTAVITOS… Y hablando de Barrales, todo parece indicar que la asociación civil Somos Más, que le patrocina a Carlos Augusto Morales, no alcanzó a crecer como ella esperaba, según reportes en poder de su “supervisor”, Tirso Robles, quien es el encargado de vigilar al propio Morales y a Emilio Serrano, un expriista que se volvió perredista, que regresó al Revolucionario Institucional y ahora está de nuevo con los amarillos, pero que en realidad no representa más que a una veintena de viejitos a los que, de vez en cuando, acarrea a los mítines bajo el nombre de integrantes de La Revolución Blanca.
Carlos Augusto tuvo fuerza en Iztapalapa, pero, al parecer, no conservó la suficiente.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/04/26/1159812
