Aunque nadie oficialmente ha dicho de qué hablaron el miércoles pasado Miguel Ángel Mancera y Ricardo Anaya, en la visita que el líder panista le hizo al jefe de Gobierno en su oficina, cada vez queda más claro lo que pactaron.
Que los dos van a inscribirse para ir a una precampaña, en la que el panista saldrá fortalecido como candidato del Frente Ciudadano por México y Mancera podrá decidir candidato en la CDMX y ser senador de la República, como lo propuso Dante Delgado.
Eso lo evidencian las declaraciones que ayer hiciera el jefe de Gobierno, donde aseguró que le gustaría enfrentarse en una precampaña a Anaya para ver quién es el candidato del Frente, claro, si no se cae de última hora esa alianza que el PAN y el PRD han llevado al límite.
Se da por descontado que el líder del PAN saldría airoso de la contienda, con lo que su candidatura será legitimada y todo el mundo contento; el riesgo para el jefe de Gobierno sería muy alto.
Tendría que cuidar de no ser barrido por el panista, pues, de lo contrario, quedaría en una posición tan débil que ya ni siquiera al interior del PRD podría incidir en el futuro de la principal candidatura: el Gobierno de la CDMX.
Así como son de caníbales las tribus amarillas, quién le asegura a Mancera que no lo harían a un lado, pues luego de su derrota no serviría de mucho al partido y, por el contrario, estorbaría a los ungidos.
En ese escenario, se fortalecería Alejandra Barrales como opción, pues sería parte de los acuerdos con Anaya, ya que ambos operaron la creación del Frente, por mucho que no haya sido idea suya.
Y tampoco hay que quitar el ojo a Los Chuchos, que son especialistas en ganar perdiendo y así lo han demostrado en cada administración, donde negocian por su cuenta y, al final, salen cantando y bailando.
Si Mancera se expone a una derrota escandalosa, de poco serviría ya a los frentistas y sería carne de cañón para sus propios compañeros, pues todo el mundo sabe que, en la política, siempre que el rey muere, las vivas al nuevo rey —o reina— llegan.
Claro que podría refugiarse en el Senado, porque, por mucho que algunos digan que no puede ocupar ese cargo por haber sido jefe de Gobierno, los especialistas dicen que no puede ser candidato por la circunscripción en la que está la CDMX, que es la Cuarta.
Eso no le impediría ser plurinominal por Yucatán, Sonora o Chiapas u otra circunscripción.
La cuestión es que Mancera está jugando al filo de la navaja al aceptar ir a una disputa interna en el Frente, porque, en una de ésas, se lo pueden chamaquear y, ya sin ninguna utilidad para la causa, desecharlo.
Por lo pronto, hay que esperar a que se concrete hoy la alianza, porque, a partir de mañana Barrales deja de ser dirigente del sol azteca y sólo quien esté en la presidencia puede firmar ese tipo de acuerdos.
CENTAVITOS… Ahora que a toda la prole del PRI capitalino le queda claro que lo de Mikel Arriola para representarlos en la CDMX el año entrante era en serio, más les vale adherirse y buscar amarrar un hueso para 2018. Para quienes dudaban que el exdirector del IMSS tuviera todas las canicas sin ser priista, este fin de semana pedirá a los sectores del tricolor que “lo hagan suyo” y las matracas y porras quedarán aceitadas para que el domingo 17 el partido apruebe su registro. Parece que ése es el camino de los itamitas… Quizá por ello algunos, como el delegado Fernando Mercado, por ejemplo, ya están pensando amarrar curul para el próximo año.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/12/08/1206442
