Arturo Páramo
El lenguaje cuenta y en ese Andrés Manuel López Obrador muestra su intención de apretar tuercas en todos los lugares donde sea necesario.
La tarde del sábado en un video en el que explicaba la situación del combate al robo de combustibles por momentos golpeó la mesa a la que estaba sentado para reafirmar que el crimen organizado no le iba a ganar en “las vencidas”.
El crimen requiere un gesto de fuerza de parte de la autoridad.
El problema de mostrar esa actitud es que puede convertirse en costumbre y ser recurrente.
El viernes pasado, en Tlapa de Comonfort el presidente tuvo que atajar el escandaloso rechazo de la asamblea a que Astudillo siguiera con su discurso. Improvisó una votación a mano alzada y pese al notable rechazo en contra de que Astudillo continuará, la decisión presidencial fue reveladora: “Es un empate. Va a terminar de ofrecer la bienvenida el gobernador de Guerrero. ¡Me canso ganso!”
Cuando la realidad no le gusta al presidente, él busca modificarla hasta lograr la transformación de esa realidad.
En Morelos, la gente reunida en Ciudad Ayala se oponía abiertamente a la entrada en operación de una termoeléctrica. López Obrador ofreció exentarlos del pago de energía eléctrica para disuadirlos y ante la férrea posición de los campesinos, optó por recular y prometer una solución en un mes.
También tuvo que hacer un viraje en el tema de la Guardia Nacional al aceptar que el mando sea civil y no militar. Fue la presión de organizaciones sociales, de académicos, de juristas, lo que le orilló a la aceptación de que se enfilaba a una guerra en tribunales que podría ser contraproducente. Alfonso Durazo será el mando civil de una Guardia Nacional de corte militar.
También es cierto que todos estos temas han agudizado la confrontación verbal y mediática entre quienes simpatizan con Lopez Obrador y quienes lo cuestionan. Hay otros sectores de simpatizantes y detractores del tabasqueño que amagan a diario con escalar a otros niveles sus diferencias. Por el bien de todos, como hemos platicados varios amigos y quien esto escribe, sólo quede en eso y no se llegue a las agresiones físicas.
La democracia se construye con diferencias, y habrá que luchar porque no exista la tentación de imponer una sola versión de las cosas.
El propio presidente afirma que respeta las diferencias, que no está buscando la unanimidad de pensamiento, pero sus golpes en la mesa, sus ataques a diarios (ahora contra el Wall Street Journal), y su frase omnipresente en todos sus discurso y ruedas de prensa, el aparentemente gracioso “me canso ganso”, significan que hará su voluntad se encuentre lo que se encuentre enfrente.
