Conforme iban dándose a conocer las primeras encuestas de salida en la Ciudad de México, el panorama para el PRD fue cambiando de moreno a negro, pues todo indica que el partido de Andrés Manuel López Obrador tendrá el carro completo.
Es decir, que ganó la Presidencia de la República y la Jefatura de Gobierno de la capital, que son los cargos más importantes a nivel nacional, además de estados importantes que ubican a ese partido como el nuevo órgano político dominante.
Aunque los capitalinos se volcaron en su mayoría por los morenos, la lucha del PRD y de su aliado el PAN se estará dando en los territorios, donde los caciques amarillos y azules se refugiaron para no ser avasallados.
A lo más que aspiran los frentistas es a salvar algunas de sus delegaciones —hoy alcaldías— y distritos donde concentran sus bastiones, para consolidarse, como máximo, a ser un partido opositor al próximo Gobierno en la CDMX.
Los resultados no sorprenden, pues el descontento generalizado de la ciudadanía hizo clic con las promesas de llevar a los ciudadanos a un paraíso donde todo será felicidad, amor y desarrollo, según los morenos.
La lucha por los espacios territoriales se concentrará en delegaciones como Benito Juárez, Gustavo A. Madero, Azcapotzalco, Álvaro Obregón, Iztapalapa y Venustiano Carranza, por ejemplo, pero lo demás está prácticamente definido.
Si bien es cierto que esta vez las encuestas no se equivocaron, en Morena deben tener conciencia del compromiso tan grande que adquieren, pues el ganar casi todo les da un poder absoluto, que mal manejado podría ser efímero.
Tanto querían el poder que prometieron cosas que, obviamente, no podrán cumplir y entonces se verá cómo enfrentan el desgaste que les dará el gobierno, pues desde la oposición es muy fácil ser contestatario y crítico.
El siguiente paso sería, como buenos contendientes, que los perdedores reconozcan el triunfo de su opositor y se sumen a las tareas. Eso sería lo decente y lo patriótico,
solamente que ese es un gesto que nunca tuvo López Obrador cuando perdió.
Ahora, que tanto en la Presidencia de la República como en la Jefatura de Gobierno han obtenido el triunfo, cosa que no se veía desde las épocas priistas de partido único, viene lo bueno, que es armar el mejor gabinete posible para hacerse cargo de la administración.
Y ahí es donde batallarán, pues por mucho que se le busque, en Morena se pueden contar con los dedos de las manos candidatos calificados a ocupar las principales carteras de ambos gobiernos.
No alcanza y, sobre todo en la CDMX, Claudia Sheinbaum se las verá más que negras para armar su equipo, pues los hoy morenos quieren irse al Gobierno Federal, ya no al local.
A pesar de múltiples llamados a ejercer un voto diferenciado para lograr equilibrios y contrapesos, los ciudadanos no pudieron perdonar los agravios de gobiernos tan nefastos como el de Miguel Ángel Mancera en la capital, y castigaron al PRD.
Por ese motivo, el panorama para los amarillos es, más que moreno, negro.
CENTAVITOS… Por cierto, a partir de hoy tanto PRD como el PAN deberán a empezar a buscar cómo reinventarse y, ya que se atrevieron a unirse para ir juntos en campaña, podrían pensar en la creación de un frente más social-demócrata en el que quepan todos, pues el exceso de partidos fracciona el esfuerzo y provoca que sean poco representativos. El Frente fue derrotado… debe cuidarse para no ser aniquilado… Habría que reconocer la altura de José Antonio Meade al salir a reconocer el triunfo de López Obrador y pedir el apoyo a su próximo encargo. Esa es la altura que El Peje jamás tuvo.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/moreno-no-negro-panorama-del-prd/1249558
