Hugo Morales Galván
Cuando leí el mensaje de Jesús Orta Martínez al reportero Carlos Jiménez del diario “Contraréplica”, confieso que tuve que volverlo a leer. En un principio pensé que era una de esas notas exclusivas de Jiménez y que se trataba de la amenaza de algún mafioso contra el titular de la SSPPC-CDMX, por considerar que estaba afectando sus intereses. Pero no. La amenaza no desmentida en tono, forma y fondo, era para el reportero, o para otra persona, en cuyo caso es igual de grave porque se trata de la amenaza de un funcionario de gobierno, cabeza de 80 mil policías, contra un ciudadano. El “maestro” Orta Martínez (como le encanta que lo nombren en sus híbridos boletines de prensa), está obligado a garantizar la seguridad de la ciudadanía. Sin embargo, se colocó en el extremo del poder para amenazar a un periodista.
Apenas la semana pasada la Oficina de la Alta Comisionada para la Defensa de los Derechos Humanos de Naciones Unidas en México (OACNUDH), le demandó al Gobierno de Claudia Sheimbaun una investigación sería y apegada a derecho por el asesinato de María Cristina Vázquez Chavarría. La activista de la Hipódromo-Condesa que pidió auxilio a la Jefa de Gobierno, al “maestro” Orta Martínez y a la procuradora Ernestina Godoy. No recibió respuesta. Hoy está muerta.
De ser un partido diferente al que gobernara la CDMX, hoy Morena estaría exigiendo la renuncia del titular de la SSP. En todo gobierno democrático, el funcionario ya habría puesto sobre la mesa su dimisión. Pero no. Estamos ante un gobierno con talante autoritario, que atribuirá a una campaña de desprestigio o a un falso “hakeo”, lo hecho por Orta Martínez. Fiel a su estilo, de que la protejan, aunque no gobierne, Sheinbaum confía en el olvido ciudadano.
¿Orta se tiene que ir? Sí. Porque no tiene especialidad en seguridad, porque desconoce el sentido de la seguridad ciudadana; porque “La Hermandad” le tomó la medida; porque tecnócrata y neoliberal como es, ni siquiera sabe mancharse los zapatos para caminar por las calles más inseguras de la capital. Porque le encanta lucirse con su ropa de marca y suéteres al hombro en fin de semana con su café de “Starbucks” en sus reuniones matutinas de “seguridad”, mientras las calles siguen escurriendo el rojo de la sangre producto de robos, asaltos, ejecuciones.
¿Orta se va a ir? No. Porque igual que su jefa no está bajo su interés la seguridad ciudadana. Están interesados en que sus matraqueros políticos les den espaldarazo verbal, de que no se preocupe, de que todo está bien, de que los “gandules” no podrán con ella; porque para eso, dicen, estamos nosotros para protegerte. Y porque ella sueña con el 2024.
El mensaje del “maestro” Orta Martínez denota rabia e impotencia. Su incapacidad detonó –tal vez—con algún grado etílico de más. Y como dicen los dichos populares: los niños y los borrachos, dicen la verdad. En el fondo el “maestro” está fastidiado de que le critiquen su desempeño. Pero en su lógica racional no cabe entender que lo que la gente quiere es seguridad, no patrullas verdes con un costo económico altísimo; quiere caminar segura por las calles sin ser asaltada, secuestrada o ultrajada; subir al transporte y llegar segura su casa, sin tener que terminar en Xoco o la Cruz Roja por algún balazo en el cuerpo al oponerse a un asalto. O lo que es peor, que sus familiares identifiquen su cadáver en el forense, luego de ser encontrado en algún canal, barranca o cerro, casi irreconocible al ser mordisqueado por perros y ratas.
¿Por qué tanto reclamo?, dicen en la 4ta, si esto no es producto nuestro. Nos dejaron un cochinero. La respuesta es simple: porque ya lo sabían, y porque prometieron cambiar con resultados prontos y efectivos. Por eso ganaron. Porque se montaron en el fracaso de sus antecesores, sus apestados ex parientes políticos. Por eso la gente votó por Morena.
El Gobierno de la CDMX ha dado muestras palpables de incapacidad política e institucional. No sabe gobernar. Pero no quieren entenderlo. Todos los días en la mañana, se reparten sonrisas: vamos bien, dicen. Tan bien que el equipote de seguridad hace tours diarios con ropa sport, sombrero y pañoleta incluida, para dar la entrada a militares disfrazados de Guardia Nacional en las alcaldías de la capital. Vamos bien.
