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CDMX

Otra ocurrencia de Mancera

Mancera decidió limitar el número de cajones de estacionamiento a departamentos, oficinas y centros comerciales para –según él- desalentar el uso del auto. ¿Y cómo se transportarán los capitalinos?

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Por La Mafia en el Poder

Miguel Ángel Mancera anunció que a partir de hoy los constructores de departamentos, oficinas y centros comerciales en la CDMX deberán ofertar no un mínimo, sino un máximo de cajones de estacionamientos.

O sea que a partir de hoy vajará el 50 por ciento de lugares de estacionamiento en la capital, con la obvia intención de desincentivar el uso del automóvil entre los ciudadanos.

La idea no es nueva, por supuesto; es otra copia de programas que han sido exitosos en otras latitudes, pero claro, aplicados de manera integral.

Sería de suponer que si Mancera quiere quitar opciones de transporte particular a los capitalinos es porque habrá una amplia oferta de trasnporte publico seguro y eficiente en la CDMX.

El gran problema con este gobierno es que parece de ocurrencias, pues de repente sus funcionarios viajan a Nueva York y se les ocurre que unos macetones se verían muy bien en 20 de Noviembre para estrangular la entrada al Centro Histórico.

¿Alguien puede imaginarse cuánto hace que Mancera no es peatón o siquiera automovilsta normal en la Ciudad de México, porque lleva años con escolta, chofer y operativos que le abren el paso cuando se le da la gana?

¿Deveras entenderá la desesperación de los capitalinos por no poder llegar a tiempo a sus trabajos, colegios, citas médicas o simplemente a sus compromisos familiares?

Por supuesto que no.

El tema de los estacionamientos está como el de sus fotomultas para quien rebase el límite de velocidad permitido, como si en esta capital las marchas, los baches o el tráfico permitieran a los aotomovilistas manejar siquiera a 50 kilómetros.

Parece que cada día el jefe de Gobierno se levanta pensando cómo chingar a los capitalinos; por eso es aborrecido en la ciudad

¿Y la delincuencia, apá?

Pero bueno, ya que el señor Mancera quiere peatonalizar la CDMX al menos debería echarle ojo a las estadísticas de asaltos a transeúnte, que están a la alza y a eso quiere exponer este gobierno a sus ciudadanos.

Si sus funcionarios no son capaces de dar garantías a los transeúntes, cómo es que los quiere bajar de sus automóviles para que caminen hacia las manos de los criminales.

O cómo es que los quiere poner en los microbuseros que viajan como locos causando accidentes, y dentro de los cuales hay asaltos al pasaje.

Que se dé una vueltecita a la ruta Metro CU-Picacho, por ejemplo, para que vea cómo a plena luz del día se suben delincuentes amenzando a los pasajeros con una cooperación porque acaban de salir de reclu y no quieren robarlos.

Que saben que traen celulares, carteras y tarjetas, pero que no desean arrebatárselos, que major cooperen con unos 10 pesos para que ellos puedan seguir “por la derecha” sin robar a los ciudadanos.

Seguro ni enterado está porque no sabe lo que sufre un ciudanado de a pie –o sea la mayoría- que tiene que salir todos los días a ganar el pan para la familia.

O quiere echar a todos los ciudadanos al Metro cuando en horas pico ni siqiuera se puede abordar o que cuando llueve se inunda.

Seguramente Mancera construyó varias líneas del Metro para que los capitalinos viajen rápido y seguro a sus destinos.

El cuate es un tipo de ocurrencias y ni siquiera se da cuenta del daño –que desgraciadamente puede ser irreversible- a esta gran ciudad.

Sus yuppies de la bicicleta

Y para completar el cuadro, se ha rodeado de un grupo de amantes de la bicicleta que quieren resolver la movilidad de la capital con ciclopistas inseguras, en mal estado y que no conectan a ningún lugar.

Proponen ese medio de transporte como la gran solución al problema de movilidad, pero es tan malo que ni siquiera ellos lo toman.

Está el ejemplo de Laura Ballesteros, la subsecretaria de Movilidad de la CDMX que se la pasa neceando con sus bicipistas, pero que siempre llega a su trabajo en auto porque no le da tiempo.

Claro que no estaría mal que la capital fuera un pueblo bicicletero, pero que en realidad sirviera y que tomara en cuenta vialidades, tránsito, clima, seguridad y contaminación.

*El Irreverente publica de lunes a viernes.

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