Los detractores de una alianza entre el PAN y el PRD en la Ciudad de México podrán decir misa si quieren, pero está claro que estos dos partidos, más la pedacería que se les una, le pondrán freno al ascenso de Morena en la capital.
Hasta hace apenas unas semanas la creencia popular era que las huestes de Andrés Manuel López Obrador iban a arrasar en las elecciones de 2018 en la capital, lo cual, incluso, ocasionó que las ratas saltaran del barco amarillo al moreno.
Si los que buscaron el cobijo de López Obrador para seguir pegados a la ubre del presupuesto público hubieran analizado un poco las cosas, en estos momentos no se estarían comiendo las uñas ante el panorama que se empieza a pintar.
A pesar de que desde hace más de un año se venía hablando de una alianza PAN-PRD en la ciudad, hasta hace poco no había claridad y los actores políticos de ambos partidos lucían un poco apagados y hasta desanimados por el crecimiento de Morena.
El ambiente cambió a raíz del acto organizado por la agrupación Fuerza Democrática de Víctor Hugo Lobo, quien dio una muestra de poderío al colmar el Monumento a la Revolución, superando, incluso, el acto de El Peje del día siguiente en ese mismo espacio.
Los perredistas parecieron despertar y se comenzaron a conectar, al tiempo que el Frente Ciudadano por México tomó forma. De ahí la percepción del electorado empezó a cambiar, pues en las encuestas los morenos empezaron a caer y la alianza a crecer.
Pero además de la percepción, un ligero vistazo a los números de cada partido por delegación indica que los pejistas la van a tener muy cuesta arriba en casi toda la capital, incluso en las demarcaciones que gobiernan.
En delegaciones como Álvaro Obregón, Coyoacán, Gustavo A. Madero, Azcapotzalco, Tlalpan, Miguel Hidalgo, Cuajimalpa y, por supuesto, Benito Juárez, entre otras, el PAN tiene una franja de voto duro que jamás apoyaría a Morena.
Con sus números no les da a los panistas para ganar solos, pero combinados con la estructura del PRD —que solos también batallarían— tienen amplias posibilidades de ganar.
Es cuestión nada más de repartirse las futuras alcaldías, realizar sus respectivos procesos internos sin mayores sobresaltos y listo: el freno quedará listo para evitar que Morena se apodere de la CDMX.
Y aunado a que en el PRI —que nada tiene que hacer en la capital— hay mucho interés en frenar a El Peje en la capital.
CENTAVITOS… Un detalle que pasó casi desapercibido fue que en el informe de Miguel Ángel Mancera se juntaron tres presidenciables, que no necesariamente son del mismo equipo. Además del propio Mancera, estuvo Ricardo Anaya, con quien disputará la candidatura presidencial del Frente Ciudadano por México; estuvo también en presídium Miguel Ángel Osorio Chong, aspirante presidencial por el PRI y enemigo potencial del Frente; diplomacia política… Por cierto, a cuenta de qué el priista Israel Betanzos acusó de traición a Rosa Icela Rodríguezdentro del gobierno capitalino. ¿En serio Betanzos cree que Mancera necesita de soplones externos, o quizá sólo cumplió la encomienda de alguien para golpear al gabinete ante la inminencia de los cambios? Fuera del lugar se vio a un priista recomendando a un gobierno de oposición vigilar a funcionarios “incrustados” por López Obrador en el GCDMX, sobre todo con base en algo que ocurrió hace dos años. Vaya que Betanzos se tardó un poquito en su “análisis”… En todo caso si la secretaria es tan poderosa para derribar al partido en el gobierno, pues que la hagan candidata para que arrase, ¿o no?
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/09/19/1189268
