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CDMX

Para Ruiz Esparza un millón de pesos repara ‘el mal rato’ a una familia

Sin dignidad, ni moral sigue en el cargo “porque el Presidente no me lo pide”
Por Luis Repper Jaramillo
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Por Luis Repper Jaramillo

El riesgo de la improvisación, del cuatachismo, del compadrazgo, del “compromiso”, es un atentado contra quien por amistad y no por capacidad, integra a su equipo de trabajo a gente incapaz, sin perfil profesional –que la  Ley Laboral especifica- inculta, sin ética y conocimientos básicos (mínimos) que el cargo exige.

Lo peor es que quienes “echan a perder” la responsabilidad obsequiada, creen que lo hacen con objetos, con papeles, con materiales y no con personas, afectando ciudadanos marginados que aspiran a elevar su calidad de vida, pero el funcionario improvisado, impide esta garantía individual.

Tal es el caso del gabinete de Enrique Peña Nieto, que lejos de integrarse por los mejores hombres y mujeres para gobernar a más de 120 millones de habitantes, fueron impuestos por ser paisanos, compadres, amigos, recomendados o parientes. Este grupo de burócratas divinos no presentaron los exámenes de Perfil Profesional, de Control de Confianza, de cultura elemental… y el resultado salta a la vista: un gobierno fallido, en detrimento de la calidad de vida de los mexicanos.

Tal vez, uno o dos, se salvan del escarnio social, del impacto negativo, porque conocen el terreno asignado, como el Secretario de Salud, Dr. José Narro Robles, un hombre preparado, humano, que conoce su profesión y no ha caído en la tentación del poder, sino  servir a la comunidad. No se ha metido en vericuetos politiqueros o pretensiones más allá de su función médica.

Y no encuentro otro que cumpla las funciones para las que fue nombrado.

¿Qué me dice de estos nombres que dan vergüenza, pena ajena, que traen a flor de piel su incapacidad, desconocimiento del área, impreparación (aunque ostenten Título profesional y cédula para ejercer). Ahí le van: Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray Caso, Aurelio Nuño Mayer, Luis Miranda Nava, Gerardo Ruiz Esparza, Rosario Robles Berlanga, Miguel Osorio Chong, Arely Gómez, Raúl Cervantes Andrade, Alfredo Castillo Cervantes, José Antonio Meade, Pedro Joaquín Coldwell, José Antonio González Anaya, cada uno a lo largo del sexenio ha dado muestras de  incapacidad, barbaridades, errores descomunales, la mayoría impactando en el bienestar de las familias y en la estabilidad económica de los hogares.

Por omisión, por presumir (y lo ha hecho saber) una férrea amistad (su gurú) con quien aún vive en Los Pinos, ha destrozado su imagen, la credibilidad en la Secretaría en donde cobra y por extensión la de su Jefe y paisano. Obvio, me refiero al titular de la SCT o “Don Socavón” Gerardo Ruiz Esparza, el más infame e inepto de los miembros del gabinete legal peñista.

Sus desaciertos han provocado que el rostro de México en el mundo sea cuestionado, vituperado, humillado. Quién no recuerda la pifia oficial para la concesión y construcción del “Tren Bala” México – Querétaro, que por un acto de corrupción de Ruiz Esparza se vino abajo.

Acusaron que la empresa “ganadora” el Consorcio Chino CRCC: China Railway Construcción y CSR Corporation, fue infiltrado (por la SCT) el Grupo Higa, la empresa favorita y favorecida por Enrique Peña Nieto, siendo gobernador del Estado de México y hoy en Los Pinos, (quien construyera para el mexiquense la ya famosa Casa Blanca de las Lomas de Chapultepec; otra en Ixtapan de la Sal), y la que “vendió” a Luis Videgaray Caso (cuando era Secretario de Hacienda), otra en Malinalco.

Al caerse el proyecto, los chinos reclamaron una indemnización, a la que accedió el gobierno federal pagándole 16 millones de dólares, dinero público, de los impuestos que nos quita el Gobierno.

México quedó en entredicho y con enorme desconfianza internacional.

En lo interno, Gerardo Ruiz Esparza, da tumbos, fallas, omisiones, incapacidad o colusión. Una de estas es el descontrol que tiene sobre la Policía Federal de Caminos, que asola, acosa, abusa y extorsiona a traileros, autotransportistas, automovilistas, que tienen la obligación de cooperar con el “entre”, o de lo contrario le siembran drogas, armas y hasta personas, con las consecuencias legales del caso.

Los policías de caminos son una verdadera calamidad (de siempre) y Gerardo Ruiz Esparza, en 4 años 9 meses no ha atendido esta demanda de los usuarios de los caminos federales.

Qué decir cuando al titular de la SCT, se le ocurrió regalar pantallas de televisión por el apagón analógico, cuando era más económico y razonable, convocar a empresarios a fabricar codificadores de bajo precio, que gastar más de 26 mil millones de pesos en la compra de pantallas. Durante el proceso de “regalo”, la Auditoría Superior de la Federación (que depende de la Cámara de Diputados) detectó que la Secretaría no justificó con documentos, la entrega de 11 mil 533 televisores digitales, con valor de 29 millones 289 mil pesos; nadie sabe, nadie supo en dónde quedaron los aparatos,  y menos aún el dinero. Ruiz Esparza calla.

Los desatinos, corrupción, negligencia, omisión, indiferencia del gurú peñista siguieron. La gota que derramó el vaso fue lo ocurrido el 12 de julio pasado, cuando en la flamante obra carretera del Paso Express, en la autopista México/Cuernavaca, inaugurada semanas atrás por Peña Nieto, se abrió un socavón de 8 metros de profundidad que provocó la muerte de dos personas (padre e hijo) cuando al circular cayó el vehículo al enorme hoyanco. No perecieron  por el impacto, sino de asfixia, ya que el auxilio de protección civil, bomberos, policía de Morelos tardó demasiado tiempo. Llegaron tarde.

Esta tragedia no impidió que Ruiz Esparza, por dignidad, renunciara al cargo y sujetarse a un juicio legal ya que la muerte de dos personas obligaba a seguir de oficio el caso, que debe culminar con la detención y proceso legal al responsable de la obra, que en este caso  la SCT.

Ante la insistencia de los medios de comunicación decentes (no las televisoras y algunos diarios impresos) de por qué no renunciaba ante el severo problema en que está metido, su única respuesta es “si el Presidente (EPN) me pide lo haré”. Cínico y desvergonzado. En un país digno sujeto como éste de inmediato hubiese sido despedido, y ya sin fuero constitucional, enfrentar el juicio por homicidio imprudencial.

De la manera más indigna Ruiz Esparza dice a gritos que los responsables serán detenidos, sea quien sea, caiga quien caiga… ante tales evidencias su Jefe tampoco dice, ni hace nada. Calla. Omite. Ignora. Complace.

Lo más vergonzoso e indigno de este mexiquense incapaz, es que sus respuestas siempre van por lo económico; es decir, se ufana en señalar que la Secretaría indemnizaría con 500 mil pesos por cada uno de los fallecidos. Miserablemente alharaquea que 1 millón de pesos es suficiente para reparar el daño “por el mal rato”  que pasó la familia.

A más de un mes de la desgracia, vuelve a subirse al ring político y ante diputados y senadores de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión (o sea un día de campo para Ruiz Esparza) el tipejo arremete en contra del Gobernador de Morelos, el perredista Graco Ramírez, a quien responsabiliza del daño a la carretera, reparte culpas por todos lados, sin asumir con dignidad, ética, honorabilidad las consecuencias de sus hechos.

Ahí, cobijado por los parásitos y holgazanes diputados y senadores de su partido, PRI, el mexiquense irresponsable, volvió a insistir que “no renunciará” porque el Presidente no se lo pide y salpicó veneno acusando a terceros.

Este es sólo un ejemplo de la larga lista de “Secretarios” aludidos líneas arriba. Quizá el más infame sea (bueno… todos) Ruiz Esparza porque en su espalda y su conciencia cargará el resto de su vida la muerte de dos personas, que impunemente su amigo solapa.

Quiso compensar a la familia con 1 millón de pesos, tres mochilas y chácharas que envió, pero para el colectivo popular (más de 120 millones de mexicanos), Gerardo Ruiz Esparza es el responsable de los decesos, por negligencia, incapacidad, ineptitud, omisión, indiferencia, corrupción e impunidad que a lo largo de 4 años 9 meses ha demostrado desde su mullida oficina de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

Mientras esto sucede, su Jefe, indiferente, cómplice, omiso nada hace. Cree que proteger a su Gurú, es un acto de poder burocrático.

Por esto México está como está: desarticulado, inseguro, corrompido.

 

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU).

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