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Pasteles en guerra… (2 de 2)

Siguiendo con las historias de Tacubaya, tienes que saber este dato importante de la llamada Guerra de los pasteles.

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Pedro Flores

México ha vivido pasajes tragicómicos, como la llamada “Guerra de los pasteles” de 1827, época en que nuestro país se encontraba en una situación desfavorable por una serie de compromisos internacionales que no había podido cumplir y que, en el caso de Francia, ya se había iniciado el arreglo de una deuda.

Pero aprovechando la situación, el pastelero, cuyo nombre olvidó la historia y sólo se conoce su apellido: Remontel, a través de su embajador, el Barón Deffaudis, reclamaba 600 mil pesos como compensación a las afectaciones de su negocio que oficiales de Antonio López de Santa Ana causaron.

El otras palabras, el panadero acusaba que oficiales del gobierno de Santa Ana habían comido pasteles en su restaurante de Tacubaya por dicha cantidad y que no se los habían pagado, por lo que consideraba un atraco de lesa humanidad. Adicionalmente, ese mismo año, un ciudadano francés fue fusilado en Tampico, acusado de piratería, lo que tensó aún más las relaciones entre ambos países.

En este escenario, Deffaudis abandonó, en diciembre de 1837, la misión diplomática por no estar de acuerdo con dos artículos del convenio entre ambos países, pues él apoyaba las reclamaciones de los súbditos franceses en México por los perjuicios sufridos en sus personas y propiedades durante los movimientos revolucionarios ocurridos en el país.

Pero en marzo de 1838, ¡Oh, sorpresa!, regresó con 10 barcos de guerra que apoyaban la intervención: las fragatas Nereida, Gloria y Efigenia; la corbeta Criolla; las bombarderas Vulcano y Cíclope y los bergantines Coracero, Alcibiades y Eclipse.

Estas fondearon frente a la Isla de Sacrificios, en Veracruz, amenazando con invadir el territorio mexicano si México no cumplía las condiciones que Deffaudis plasmó en un ultimátum, el cual vencía el 15 de abril. Así, la guerra tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.

Ante el bombardeo a San Juan de Ulúa y la toma del puerto de Veracruz, el presidente Anastasio Bustamante aceptó pagar los 600 mil pesos por daños y perjuicios, de esa forma terminó la primera intervención francesa, gracias a la mediación de Inglaterra en el conflicto entre México y Francia, pues este afectaba sus intereses comerciales en América, propiamente en México, y dio fin a la “Guerra de los pasteles”.

TACUBAYA, SUS MÁRTIRES Y ‘LOS PANCHITOS’
Tacubaya ha sido escenario de grandes acontecimientos históricos, como el “Plan de Tacubaya” de 1841, que prácticamente dio fin al conflicto armado entre Estados Unidos y México por la pérdida ante inmigrantes anglosajones del estado de Texas, que el mismo Santa Ana había validado con su firma. Por estas fechas, se trasladó el Colegio Militar del ex Arzobispado al Castillo de Chapultepec.

Años después, en 1847, tanto el ex arzobispado como el Convento de Santo Domingo hoy “Cuartel del 1.er Regimiento y Zona Militar No. 1” fue cuartel de las tropas invasoras de Estados Unidos. Diez años después, el presidente Ignacio Comonfort emitió en el antiguo Arzobispado un decreto mediante el cual desconocieron la Constitución de 1857, dando así origen a la Guerra de Reforma, lo que fue amargo para la localidad y así surgieron los llamados Mártires de Tacubaya.

LOS MÁRTIRES Y EL TIGRE DE TACUBAYA
La historia cuenta que el 11 de abril de 1859, Benito Juárez, se encontraba en Veracruz representando al gobierno republicano y ordenó al General Santos Degollado, quien se encontraba en Tacubaya, que hiciera un ataque a la ciudad para distraer a las tropas conservadoras que sitiaban el puerto jarocho.

Pero Degollado perdió la batalla y el presidente conservador Miguel Miramón ordenó al general Leonardo Márquez “poner orden”, pero se le pasó la mano y “dejó quietos” en el antiguo Arzobispado a médicos, militares, civiles, un bolero y hasta al poeta veracruzano Juan Díaz Covarrubias, por lo que se ganó el mote del “Tigre de Tacubaya”, y sus víctimas los mártires de dicha zona.

En el Porfiriato, el pueblo empezó a crecer, por lo que absorbió los pueblos cercanos, como San Pedro de los Pinos y San Miguel Chapultepec; además, fue designada como cabecera de varios municipios, como Santa Fe, Cuajimalpa, Tacuba y San Ángel.

Por otro lado, se electrificaron las líneas de trenes y se cambiaron los carros por tranvías, además de entubarse el acueducto que bajaba de Cuajimalpa y crearse el 24 de agosto de 1882 el Panteón Civil de Dolores.

El pueblo empezó a crecer con gente acomodada que no vio con buenos ojos a la revolución, aunque en las instalaciones del convento de San Diego, convertido en cuartel la noche previa a la Decena Trágica, hubo varias juntas previas a la preparación del golpe de estado, donde el general Victoriano Huerta terminó como presidente constitucional; además, se cuenta que en una ladrillera cercana a la población se quemaban cadáveres de los contrarios al régimen.

La modernidad avanzó y de aquel barrio “fifí” que se inició por los años 1903 poco a poco iba desapareciendo. Sus viejos habitantes se cambiaron a Lomas de Chapultepec y los “más pobres” a Condesa. De municipio pasó a colonia, en donde se erigía el orgullo de sus habitantes, el edificio más alto de la ciudad: el “Ermita”, en donde estuvo el viejo cine Hipódromo.

La marginación del viejo barrio se acrecentó en la década de los 70, cuando se convirtió en parte de la Delegación Miguel Hidalgo, en donde muchas vetustas casas empezaron a derrumbarse dando paso a la delincuencia, que se acrecentaba en sus recónditas calles.

Muchos fueron los movimientos sociales que se dieron en el mundo en la década de los 80, y Tacubaya no podía quedarse atrás, ahí surgieron las pandillas “BukS, “Sex Pistols” y “Los Ángeles del infierno”, pero definitivamente la que acaparó las primeras planas de las secciones policiacas de los periódicos fue la de “Los Panchitos”, que nació en octubre de 1978 en las barrancas, cuevas y calles, pura zona marginada.

Esta banda, que en este año cumplirá su 41 aniversario, se dedicaba a traficar ilegales y asaltantes, y escenificó grandes peleas con las demás rivales. Una de esas fue en Observatorio y Anillo Periférico, pues el número de personas que participó en ella originó una acción policiaca pocas veces vista: más de mil policías.

Muchos de ellos se perdieron en el camino, otros se metieron a la política, la mayoría ya son abuelos y se siguen reuniendo en octubre para celebrar un aniversario más de fundación.

Pero no sólo “Los Panchitos“ hicieron famosa a Tacubaya, hay otros personajes de la vida nacional que han destacado. Entre ellos podemos mencionar a dos grandes cantantes, al mítico Emilio Tuero y a Gabriel Siria Levario, mejor conocido como Javier Solís, que fue “Morrongo” y luego carnicero, a los campeones mundiales de box, Daniel Zaragoza, y Ricardo “Finito” López, los toreros Jesús Solórzano (padre) y César Pastor, entre otros muchos.

La belleza de una gran zona quedó en el pasado, algo de ella ha quedado en películas, como “Los olvidados”, “Días de otoño”, “El hombre de apel”, “La banda de Los Panchitos”, “Amores perros”, “Amar te duele” y “Perfume de violetas”, entre otras, pero lo que no se ha perdido es su importancia en la historia de México.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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