El convenio que firmaron la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) con el zoológico de Guadalajara el 30 de junio de 2016, y bajo el cual se acordó el préstamo del gorila Bantú, quien murió en el intento de traslado hacia aquella ciudad, contenía una cláusula de confidencialidad para ambas partes.
“Las partes (Sedema y el zoológico de Guadalajara) convienen que la información generada durante la vigencia del presente convenio será tratada de manera confidencial y únicamente para beneficio de lo establecido en el presente instrumento.
“Para efectos de este convenio, información confidencial comprende, ya sea de manera impresa, escrita, oral o contenida en medios electrónicos o en programas de cómputo (software), incluyendo de manera enunciativa más no limitativa, nombres de clientes, datos personales, información financiera, proyecciones, análisis, planes de mercadotecnia, planes de negocios, estrategias comerciales y modelos operativos”, establece el documento liberado por la oficina de acceso a la información de la dependencia.
Incluso, Medio Ambiente y el zoológico de Guadalajara acordaron tomar las medidas necesarias y convenientes para que su personal cumpliera con esta confidencialidad y evitara divulgar o reproducir total o parcialmente la información del convenio.
En la cláusula relativa a la transparencia, ambas entidades “estipulan” que la información sería de uso reservado, pero se haría pública lo que correspondiera en términos de lo dispuesto por la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Distrito Federal y la Ley de Protección de Datos Personales para el Distrito Federal.
Según la información que se dio a conocer hace un año luego del fallecimiento del ejemplar, el objetivo del traslado era que Bantú se apareara con Chencha, con Faustina, o con ambas para conservación de la especie.
Sin embargo, el convenio establecía desde su firma, la opción de la inseminación artificial en las hembras.
“…a través del Laboratorio de Reproducción de la dirección general de Zoológicos y Vida Silvestre, realizará el monitoreo reproductivo de las hembras y el macho con la finalidad de favorecer la reproducción de manera natural o de ser necesaria, a través de inseminación artificial”, indica el documento.
En el Anexo 2 del convenio detalla que se tenían dos opciones para el procedimiento, la primera, explica que una vez determinado el periodo fértil de la hembra se le contiene químicamente y se le coloca en decúbito dorsal con posición de exploración ginecológica.
“Con ayuda de un especulo vaginal, se accede hasta el cérvix donde se depositará con ayuda de unas pinzas estériles el coagulo de semen obtenido mediante electroeyaculación”, indica el convenio.
La segunda opción de inseminación era de acuerdo al protocolo de Matsubayashi, mediante el cual el semen es sometido a licuefacción, se coloca en una pipeta y se deposita dentro del cérvix con ayuda de un espejo vaginal.
Consultada el respecto, la directora del Proyecto Gran Simio México (PGSM), Paulina Bermúdez, comentó que tal vez el personal en el zoológico de Chapultepec desconocía el manejo para extracción de semen de un animal tan imponente como Bantú, y por ello el apareamiento era la primera opción.
“Me parece que optaron por no exponerse a él y prefirieron arriesgarlo a él (Bantú) al uso de anestesia para el traslado”, expresó.
Aclaró que la investigación por la muerte de este animal no ha concluido y la lleva a cabo la Procuraduría General de la República (PGR).
“Nosotros queremos que paguen los responsables, hasta ahora sólo dos funcionarios han sido removidos de sus cargos, el entonces director general de zoológicos y vida silvestre, Arturo Rivera, y la del director técnico y de investigación, Fernando Cortés Villavicencio”, dijo Bermúdez.
El siguiente es un video cortesía del portal de noticias de Excélsior:
