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POLÍGRAFO POLÍTICO / #MeToo exhibe a decenas

Lo que realmente hace falta es empoderar a la mujer, además de emprender una campaña de sensibilización y toma de conciencia dirigida a los hombres.

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Carla María Petrella

La semana pasada los medios de comunicación dieron mucho de qué hablar, porque varios de sus integrantes, lo periodistas, se convirtieron en “nota”. No se debió a casos de despidos injustificados o masivos, demandas por notas falsas o por alguna diferencia con el presidente. El escándalo se dio por denuncias de acoso, difundidas en redes por el movimiento #MeToo, las cuales sacaron a la luz un mundo desconocido.

Reporteros, editores, fotógrafos y directivos por igual fueron puestos en la escena pública por reporteras y trabajadoras de medios de comunicación que denunciaron el hostigamiento, persecución o molestias de que fueron objeto por parte de compañeros o jefes.

En la lista han aparecido desde connotados reporteros, muy respetados en el ámbito profesional, hasta otros ya muy conocidos por sus escándalos e infidelidades, su corrupción o su manera de beber; por todo, menos por su buen desempeño profesional. Faltan más, que seguramente ahora mismo deben estar inquietos ante la posibilidad de que sus nombres salgan a las luz, aunque es seguro que muchos otros no serán denunciados.

MeToo inició hace alrededor de 13 años, impulsado por la activista Tarana Burke como un esfuerzo para atender a mujeres jóvenes de comunidades marginadas que sufrieron violencia sexual; más tarde, en 2017, escaló a otro ámbito luego de que el 5 de octubre el diario estadounidense The New York Times publicó un reportaje sobre el acoso sexual que durante más de 30 años el productor cinematográfico Harvey Weinstein ejerció sobre actrices, modelos y productores. Esto último fue lo que inspiró el MeTooPeriodistasMexicanos, que hasta el pasado sábado sumaba ya 120 denuncias.

Las estadísticas nos dicen que en la sociedad mexicana 7 de cada 10 mujeres son o han sido víctimas de algún tipo de violencia y/o acoso. Con las periodistas la proporción no cambia; el acoso al interior de los medios es un tema del que todo mundo sabe pero del que nadie habla ni hace público, al igual que ocurre en muchos otros escenarios de la vida nacional. En los medios, como en las familias disfuncionales, el tema se conoce pero nadie habla de él, y en la mayoría de los casos, cuando se conoce a quien se critica es a la mujer.

Muy comunes son los casos de jefes de información que al ver a una becaria o nueva reportera comienzan a tener hacia ella conductas incómodas, que a veces disfrazan de bromas; comentarios, insinuaciones y contacto físico que lo único que denotan es el abuso de poder o de un puesto jerárquico superior.

Muchas veces ese acoso no se denuncia porque, lamentablemente, las víctimas tienen miedo de no ser escuchadas o verse envueltas en un escándalo que las señale y afecte su actividad profesional, es decir que las victimice doblemente.

Al ser anónimas, las denuncias de MeTooPeriodistasMexicanos carecen de valor jurídico y por lo tanto los responsables quedarán sin sanción. Se trata de acusaciones que difícilmente tendrán consecuencias para los victimarios más allá de la exhibición pública, que es probable poco importe a los acusados, y. menos aun influya en el cambio de sus conductas machistas y violentas hacia la mujer.

Lo que #MeToo está denunciando en el medio periodístico no es más que el reflejo de lo que ocurre en el conjunto de la sociedad mexicana: hombres abusadores que piensan que pueden ejercer su poder, máxime si se trata de jefes o reporteros que cubren fuentes políticas y sienten que serán protegidos por una autoridad, la cual, coincidentemente, es encarnada por otro hombre.

Bien por los medios que están tomando cartas en el asunto y decidieron despedir sus trabajadores denunciados, aunque no hay nada que garantice que esos hombres seguirán con sus mismas prácticas, formando a sus hijos en la cultura del acoso a la mujer, tan normalizada en nuestro país. Es de esperarse, además, que merced a la solidaridad masculina vuelvan pronto a ser contratados en otros medios.

Lo que realmente hace falta es empoderar a la mujer, además de emprender una campaña de sensibilización y toma de conciencia dirigida a los hombres, para que abandonen este tipo de prácticas. #MeToo está ampliándose a diversos sectores, demostrando que el tema del acoso nada tiene que ver con el género, el grado académico, la clase social, ni la profesión.

Veremos en los próximos días cómo reacciona la autoridad, al menos la de esta ciudad, donde las mujeres, hoy, tienen cargos importantes, especialmente en el ámbito de la procuración de justicia.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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