Por Jorge Samuel del Villar
El nuevo gobierno se tendrá que aproximar a un análisis preciso de la situación de Seguridad que vive México, para poder mejorarla. A veces por querer empezar todo de nuevo, termina peor de lo que estaba. Muchas personas en México viven en una situación injustificable de riesgo de perder la vida. Hay un sector digno de ser analizado: el de los vendedores de droga. Mientras que las probabilidades en México de que un vendedor de droga pierda la vida son altísimas; la probabilidad en EU o en Europa por la misma actividad son comparativamente bajísimos. En Estados Unidos, incluso antes de que se legalizara la marihuana; millones de estudian- tes universitarios venden todo tipo de drogas ilegales, sin correr ningún riesgo más allá de poder ser expulsados de la Universidad o de tener que cumplir con ciertas horas de servicios social. Este sector poblacional, conformado primordial- mente de jóvenes, es una deuda que tiene el Estado Mexicano con su población.
Otro sector en donde la tasa de homicidio es muy elevada a comparación de la media internacional, no está relacionado con la actividad económica sino con la región territorial. En ciertas regiones del país, generalmente localizadas en cinco estados de la República; aunque la mayoría de homicidios son contra de quienes pertenecen a la compra y venta de drogas ilícitas, hay miles de personas que sin estar vinculadas a esta actividad son asesinadas. También recalco a personas que conozco que viven en municipios que históricamente han sido los más peligrosos y que nunca les ha pasa- do nada. El papá de un amigo, dueño de casas de empeño, muy rico, lleva décadas viviendo en Chilpancingo, sin seguridad personal, y dice sentirse bastante seguro. Cabe señalar que este ejemplo personal no tiene ningún valor estadístico.
La otra cara de la moneda es que 50 de las ciudades y municipios más seguros del mundo están en México. 26 de las 31 capitales tienen menores índices de homicidios que Washington D.C., la capital de la supuesta democracia del mundo. No se diga, St. Louis, Baltimore, Detroit, New Orleans, Cleveland, Newark, Memphis,
Chicago, Kansas City o Atlanta que son de las ciudades más peligrosas del Mundo. Y esto se ve reflejado en los hábitos de la ciudadanía. Verdaderamente me impacta el porcentaje creciente de jóvenes que confían en conocer a totales desconocidos, en páginas como Tinder o Bumble.
Todos tenemos que formar parte de la solución, incluyendo a la prensa, la cual tiene que tomar una actitud científica. Está científicamente comprobado que en muchos tipos de homicidio estar repitiendo noticias amarillistas, tiene efectos multiplicadores en la población.
Cuando se difunden los episodios en los medios de suicidios o de homicidios masivos: el fenómeno estadísticamente se incrementa dentro de una población. Es por ello que en el mundo con mayores niveles de desarrollo estos eventos tienden a cubrirse en la prensa local, no en la nacional. Sólo cuando el evento es verdaderamente escandaloso es que la prensa nacional e internacional lo cubren. Hay casos de homicidios en Colegios estadounidenses cada semana a lo largo y ancho de territorio estadounidense, de los cuales la población no se entera.
Es bien sabido que la nota roja vende, considerando las estrepitosas caídas en televisoras a causa de netflix o internet. Esta realidad puede interferir en la responsabilidad de medios para crear educación y ciudadanía. De acuerdo a la Constitución, los medios tienen la responsabilidad de promover la cultura, la integración nacional, la formación cívica y la igualdad. Los medios no son como cualquier otra empresa, destinada exclusivamente a hacer dinero. De acuerdo a la constitución, los medios tienen que ve- lar por el bienestar social. Con respecto a laos homicidios que se viven a diario los medios deben ponderar cuándo la noticia tiene una relevancia nacional.
Nos tenemos que atener no a criterios políticos, ni monetarios, para definir la política sexenal en materia de seguridad, sino estrictamente científicos. No se puede eludir el hecho de que en 40 estados de la Unición Americana, el consumo de marihuana es legal o por lo menos absolutamente tolerado. Y desde ese momento, los homicidios en México se han recrudecido.
