Adrián Rueda
Entre los diputados locales hay un gran malestar porque los secretarios de la administración capitalina se niegan a tomarles una llamada; según ellos, los funcionarios recibieron la indicación superior de no hablar en lo individual con ningún legislador.
La orden de cerrar el pico es porque sus jefes no quieren que se pueda malinterpretar alguna declaración o comentario, y que luego ande circulando en los medios como trascendido.
Aunque algunos diputados, incluso de Morena, han comentado que en el fondo lo que la jefa de Gobierno quiere es evitar a toda costa que algún diputado pueda empezar a pedir “favores” o “gestoría”, como le llaman ellos, para llevar agua a su molino.
Y es que entre las bancadas de Donceles hay de todo, desde vivienderos acusados de fraude, hasta curulecos relacionados con taxistas pirata y comerciantes ambulantes, por lo que están acostumbrados a pedir “trato especial” para sus agrupaciones.
Para evitar eso, la administración capitalina recomendó a sus secretarios no contestar llamadas de legisladores, se apelliden como se apelliden, a fin de que las inquietudes provenientes de algunos de ellos se canalicen a la oficina central del Zócalo.
La comunicación entre los poderes Legislativo y Ejecutivo es vital para la buena marcha de la administración pública, pero la cúpula gubernamental tiene razón en que los inquilinos de Donceles son muy encajosos.
Por el momento, los funcionarios del gobierno de la CDMX asisten a reuniones grupales con integrantes del Congreso, pero son exclusivamente de trabajo, y nunca de manera individual.
Estas reuniones son muy importantes, sobre todo porque está cerca el segundo periodo ordinario de sesiones de la actual Legislatura capitalina, y el trabajo para otorgar el marco legal a la flamante Constitución de la CDMX es de vital importancia.
Hasta el momento, los legisladores han quedado a deber y, lejos de cumplir con su promesa de que sacarían una ley por semana, han caído en desacato por incumplir con los tiempos legales para legislar.
Nada más porque el constituyente mayor, Alejandro Encinas, anda en el gobierno federal organizando comisiones para buscar a desaparecidos de sexenios anteriores y no tiene tiempo —seguramente ni ganas— de meter un recurso ante la Corte, si no…
Porque él, como expresidente del Congreso Constituyente que redactó la Constitución de la CDMX, es quien podría recurrir al Poder Judicial para acusar el incumplimiento de los diputados con la elaboración, en tiempo y forma, de las respectivas leyes reglamentarias.
Porque, así, de nada servirá a la capital tener una Constitución; sin sus respectivas leyes no puede operar.
Si este Congreso en realidad quiere pasar como órgano reformador, sus integrantes deben dejar ya de subir a tribuna puntos de acuerdo sobre tontería y media que a nadie interesan, porque sólo es grilla barata.
¿Así quieren ser recordados?… claro, si es que alguien los recuerda.
CENTAVITOS… Aunque en Morena se han desentendido de los 77 trabajadores despedidos en Donceles, basificados en la época donde el PRD dominaba, el asunto sigue creciendo. Ya algunos extrabajadores se manifestaron con pancartas en los módulos de gestión, pero eso no es todo. El inicio del segundo periodo legislativo está cerca y el tema se puede convertir en un verdadero dolor de cabeza… Quienes sí entienden el problema son el PAN y PRD, que propusieron una mesa de trabajo para analizar, caso por caso, los despidos, pero los morenosenviaron la propuesta a la congeladora porque, para ellos, no es urgente.
https://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/ponen-bozal-a-secretarios/1292223
