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CDMX

PRD: Renovarse o morir

La fracción parlamentaria del PRD será de apenas seis diputados, y aun así llegar al acuerdo resultó muy complicado y requirió implementar esa curiosa rotación para no fracturar el delicado equilibrio entre los liderazgos del perredismo capitalino.

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Por Alejandra Martínez

El PRD es un ente muy complejo, debido a la cantidad de grupos que le dieron origen, los cuales con el tiempo formaron corrientes que terminaron por denominarse coloquialmente “tribus”, figura que, incluso, está reconocida en los propios estatutos del partido, bajo el argumento de que éste es un instituto democrático en el que se respeta la diversidad de opiniones.

Hace algunos años, un perredista, entonces funcionario del gobierno capitalino, decía: “Para qué hacer las cosas fáciles, si las podemos complicar”. Más allá de la ironía, esas palabras tenían mucho de cierto, ya que precisamente eso, la complejidad, ha sido siempre la tónica en las negociaciones que realizan en el interior del PRD.

Así sucedió durante los años gloriosos en que se negociaban candidaturas para mantener el poder, y durante los acuerdos para definir consejeros nacionales y estatales. Esa es la forma en que las corrientes, internamente, demuestran su fuerza y su poder. Las negociaciones en el PRD siempre han sido tribales, es la tradición: unos se juntan con otros para mayoritear a los terceros.

Lo que llama la atención es que ahora, cuando el PRD se encuentra en su mínima expresión histórica, este esquema de negociación sigue tal cual. Las tribus siguen aplastando las decisiones, sin importar que los perfiles de quienes finalmente queden al frente de los grupos parlamentarios tengan o no los méritos o la experiencia suficientes, y, por supuesto, generando un enorme desgaste a lo largo de la negociación.

Apenas el jueves pasado, quienes serán los congresistas locales del PRD decidieron que Jorge Gaviño será su coordinador y Víctor Hugo Lobo su vice coordinador durante el primer año de trabajo legislativo, terminado el cual rotarán los cargos.

La fracción parlamentaria del PRD será de apenas seis diputados, y aun así llegar al acuerdo resultó muy complicado y requirió implementar esa curiosa rotación para no fracturar el delicado equilibrio entre los liderazgos del perredismo capitalino.

Como en toda negociación, hubo damnificados, los cuales en todo momento quisieron hacer valer su triunfo en las elecciones de julio pasado, argumentando haber sido los únicos que ganaron una alcaldía. Al parecer, esos líderes de corriente no terminaban de comprender que el “pastel” a repartir ahora es mucho más pequeño que en años pasados y que quienes quedaron sin un puesto unirían entre sí sus respectivas fuerzas para hacer valer su peso específico.

En los próximos días vendrá la operación cicatriz dentro del PRD y se revisarán los acuerdos. Los líderes de grupos tendrán que entender y asimilar, aunque les duela, que los tiempos cambiaron y que si siguen aferrados a los métodos de negociación que fueron funcionales en los tiempos de vacas gordas, van a terminar por destruir lo que fue el partido más poderoso de la izquierda, el mismo que sacó al PRI de la ciudad y que la gobernó durante más de 20 años.

Es tiempo de cerrar filas, de aglutinarse, de no abrir heridas, de hacer a un lado la voracidad y permitir los espacios para que no mueran los grupos que mantienen una presencia real en el PRD de la ciudad. De otro modo, estarán condenando a el sol azteca a morir, obligando a los pocos que quedan a mudarse a Morena o simplemente a desvanecerse y desaparecer de la escena política, dejando al PRD en la memoria histórica de la ciudad como un pálido recuerdo.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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