Por Fernando Díaz Naranjo
@fdodiaznaranjo / [email protected]
Entre el inicio del proceso electoral, el arranque de las precampañas y luego de las campañas políticas, daba la impresión de que la jornada electoral del pasado primero de julio estaba muy lejos. Al fin llego y con ella, de entrada, tenemos una nueva composición de la geografía electoral de nuestra Ciudad Capital.
Así, la elección que más llamó la atención fue la de la Jefatura de Gobierno, en donde los medios de comunicación nos sorprendieron con una serie de encuestas de salida, de la que destaco la de la Empresa Consulta Mitofsky que publicara que Claudia Sheinbaum obtendría entre un 55.5% como máximo por un 47.5% como mínimo; Alejandra Barrales tendría un 33% como máximo por un 27% como mínimo, en tanto que Mikel Arriola obtendría un 16.1% como máximo por un 10.1% como mínimo.
Ahora bien, al cierre de esta Columna, con la captura del 88% de las Actas capturadas en el Programa de Resultados Preliminares del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), Alejandra Barrales llevaba poco más del 30% de la votación emitida en la Ciudad de México con la coalición conformada por el PAN, el PRD y MC, en tanto que Claudia Sheinbaum alcanzaba alrededor del 45% de los números registrados.
Si vamos a las Alcaldías, de acuerdo con los Conteos Rápidos del IECM, Morena obtendría, salvo la confirmación de los cómputos distritales respectivos, el triunfo en 11 Alcaldías, el Frente tendría Coyoacán, Benito Juárez y Venustiano Carranza.
El PRI lograría Cuajimalpa. Esta proporcionalidad estaría de igual forma representada en lo que será el primer Congreso de la Ciudad de México, con lo que Morena tendría una hegemonía muy importante en nuestra Ciudad Capital.
Lo que sigue, en su caso, será el proceso litigioso que se esgrimirá en tribunales en la búsqueda de lograr, tal vez no un triunfo, pero sí limpiar diversas inconsistencias que pudieron advertirse en el desarrollo de la jornada electoral.
Pero el mejor saldo positivo, por cierto, se lo lleva la participación ciudadana calculada en alrededor del 70% lo que consolida nuestro proceso democrático en nuestra Ciudad Capital. También hay que advertir el buen trabajo llevado a cabo por el IECM que, si bien hubo incidentes, éstos se debieron más a factores externos que al trabajo de la autoridad electoral.
Ahora corresponderá a las candidatas y candidatos electos, independientemente del color que los postuló, cumplirle a la ciudadanía que ya demostró que puede ser el principal aliado en las elecciones o el verdugo implacable de malos gobiernos que no rinden resultados.
Deseamos a los ganadores de la contienda electoral la mejor de las suertes. Nuestra Ciudad necesita con urgencia programas, proyectos y esquemas nuevos de operación social que le devuelvan a la ciudadanía su paz, su tranquilidad y la generación de oportunidades de empleo, de educación y desarrollo.
Analista especializado en temas político electorales de la Ciudad de México.
