Sin tomarse la molestia de al menos preguntar para no quemarse, Claudia Sheinbaum se subió al ring del escándalo ocasionado por la campechana Layda Sansores, aspirante a alcaldesa por Álvaro Obregón, quien se despachó con la cuchara grande del dinero público.
La semana pasada, Denise Maerker destapó en su noticiario que Sansores le había dado varios pellizcos en los dos últimos años al presupuesto del Senado, órgano que le tuvo que pagar hasta las fibras con que su muchacha lava los trastes.
Sin esperar a verificar qué tan sólidos eran los señalamientos de Maerker, el jueves pasado Sheinbaum descalificó la información y dijo que se trataba de un ataque sin fundamento de la periodista de Televisa en contra de Layda.
Cuando descalificó la información, seguramente, Claudia ni enterada estaba de la existencia de cientos de documentos que sustentan el tema, pues existen facturas entregadas por la propia Layda al Senado para que se les pagaran, y están debidamente foliadas y selladas.
Si a la aspirante de Morena a jefa de Gobierno le parece “normal” que los legisladores de su partido dispongan en tan sólo dos años de seis millones de pesos para pagar sus tintes, pantimedias, vinos, carnes frías y hasta sus foto-multas, es un mal mensaje si llega.
Y es que no es la primera vez que Sheinbaum defiende lo indefendible, pues todo mundo recuerda cómo ha justificado al delegado en Tláhuac y hoy candidato de Morena a diputado local, Rigoberto Salgado, implicado por la Marina en el narco.
También ha sido férrea defensora de Francisco Chiguil, aspirante de su partido a alcalde de GAM, quien fue obligado a irse del cargo de delegado en 2008 por permitir que el New’s Divine se llenara de niños y, durante un operativo, nueve de ellos murieran aplastados.
Qué puntería tiene Claudia para defender a la gente más cuestionada por la ciudadanía y decir que son víctimas de “ataques infundados”, en lugar de reconocer la existencia de pruebas suficientes que demuestran lo pillos que son y ponerse del lado de los ciudadanos.
Las andanzas de Laydita, como se autonombra la aspirante a alcaldesa, no sólo la afectan a ella misma o a la propia Sheinbaum, sino que también ponen en jaque a varios candidatos de Morena a diputados por Álvaro Obregón.
En lugar de reconocer el asunto y aceptar que estuvo muy mal e, incluso, prometer que no lo volvería a hacer, la campechana quiso justificar su robo en despoblado subiendo algunos videos mal hechos, en donde aparecen personas “agradeciendo” planchas y despensas.
Es evidente que esos materiales son hechizos y que sólo la hunden más, pues con seis millones de pesos se podría comprar algo más que unas cuantas planchas y televisores.
Dicen que con seis millones de pesos se podrían alumbrar las calles de Álvaro Obregón o construir algunas guarderías, o, hasta una clínica de especialidades, pero Layda prefirió gastar el dinero público en tintes, zapatos, bolsas y, hasta en botanas.
¿Y así quiere administrar el dinero de la tercera delegación más importante de la CDMX, con la bendición de quien aspira a la Jefatura de Gobierno por Morena?
CENTAVITOS… El triunfo de México ante Alemania en el mundial no sólo envalentonará a los anti-pejes del país, sino que fortalece al exseleccionado nacional Manuel Negrete, el del gol más bello de los mundiales, pues es candidato a alcalde en Coyoacán y, como somos un pueblo pambolero, pues es muy probable que los indecisos se decidan por un héroe nacional.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/quemon-de-claudia-con-layda/1246169
